Nerd. -Jenlisa.

16.

Hacía ya varios días habían vuelto de su pequeña escapada en la cabaña, el viaje que cambió por completo la relación entre Lalisa y Jennie. 

Ambas chicas parecían como si se quisieran aún más que antes, casi no se separaban y Lisa había incluido a Jennie en su grupo de amigos, donde la recibieron muy amablemente sin cuestionarse. 

Los amigos de Lisa eran demasiado amables, unos ángeles completamente. Eran personas extremadamente amables, pero aún no sabían sobre Jennie y ella; por eso mismo planearon una pequeña salida para hablar sobre el tema.

Jennie estaba tranquilamente leyendo, como lo solía hacer de costumbre hasta que llegó Lisa y se le acercó con un suave toque en su hombro.

Los ojos de Jennie se iluminaron al verla y le sonrió de forma adorable, los nervios entre ambas siempre eran presentes. 

—Hola Lili. —la saludó y le dió un beso suave en la mejilla. 

—Hola Nini, —respondió al saludo.— ¿Estás lista para la salida de hoy?.

Jennie asintió con entusiasmo, guardando su libro y colocándolo cuidadosamente en la mesa.

—Claro que sí, tus amigos son un amor.—Lisa sonrió de par en par.

Ambas se sentaron en una pequeña mesa en la esquina del café, compartiendo una taza de café caliente mientras continuaban su conversación.

—Realmente aprecio que te hayas abierto a ellos y que estén tan receptivos contigo. Significa mucho para mí —dijo Lisa, su mirada reflejando gratitud y amor.

Jennie asintió, tomando suavemente la mano de Lisa sobre la mesa.

—Son tus amigos, y la verdad son muy amables. Si te soy sincera, al principio me daba algo de miedo acercarme a ustedes, sobretodo a ti es que te veías tan imponente. —habló con una mueca nerviosa en su rostro.

Lisa soltó una risa suave y acarició la mano de Jennie con cariño.

—¿Por qué pensabas eso?. —Lalisa preguntó entre risas, Jennie era muy linda.

—Es que, no lo sé. Podría ser por que me triplicas el tamaño, eres muy alta y eso te hace ver muy intimidante. 

Lisa rió suavemente ante la explicación de Jennie y le dio un apretón afectuoso en la mano.

—Bueno, tal vez soy alta, pero no hay nada de intimidante en mí cuando estás cerca. Eres tan dulce y encantadora, Nini. Tu presencia ilumina cualquier habitación en la que entras —dijo Lisa sinceramente, admirando la dulzura y la calidez que Jennie irradiaba.

Jennie sonrió tímidamente, sintiéndose halagada por las palabras de Lisa.

—No digas esas cosas, me pones nerviosa. —la mayor esbozó una sonrisa juguetona. 

—¿Te pongo nerviosa? —la miraba de arriba a abajo, no podía creer que fuera la misma chica que hacía algunos días estuvo desnuda y temblando debajo de ella. 

Jennie sintió un ligero rubor en sus mejillas ante la mirada intensa de Lisa. A pesar de haber compartido momentos íntimos, la presencia de Lisa seguía ejerciendo una extraña pero emocionante influencia sobre ella.

—Un poco, supongo. Pero es un buen tipo de nerviosismo. Me haces sentir... especial —confesó Jennie con sinceridad, sus ojos encontrándose con los de Lisa.

La mirada de Lisa se suavizó mientras acariciaba suavemente la mejilla de Jennie con el dorso de los dedos.

—Eres especial, Nini. Eres la persona más especial que he conocido en mi vida —susurró Lisa, sus ojos brillando con ternura.