13.

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Lisa se despertó una hora antes que Jennie.

Se había levantado gracias a que el gato de su vecina se había colado en su casa, al escuchar los ruidos se levantó abruptamente con cuidado de no despertar a Jennie, para ir corriendo y sacar al gato de su casa.

Volvió al sofá y al no poder conciliar el sueño se quedó viendo a la menor. Se veía, tan tierna y tranquila como siempre, pero ahora era algo distinto.

Su pecho subía y bajaba con lentitud, sus ojos estaban cerrados y se veían un poco hinchados, su boca tenía un leve puchero, su cabello liso estaba algo desordenado. Y con esa ropa tan grande se veía aún más adorable.

Quitó con suavidad el cabello de su rostro, dejó a la vista el cautivador lunar bajo su ceja. Sus mejillas regordetas se veían tan lindas. 

Lisa observó a Jennie con cariño, sintiendo su corazón latir más rápido a medida que la miraba. Habían pasado varios meses desde que comenzaron su relación desde su amistad hasta el noviazgo, y su amor por la menor solo seguía creciendo.

Se acercó con cuidado y la miró más de cerca, sintiendo la tentación de acariciar su mejilla. Pero no quería despertar a Jennie, así que se contentó con observarla en silencio.

Con el tiempo, Lisa había aprendido a apreciar los pequeños detalles de Jennie. La forma en que sonreía cuando estaba feliz, cómo su nariz se arrugaba cuando se sentía confundida, la chispa en sus ojos cuando estaba emocionada. Cada uno de estos detalles la hacía enamorarse más de la menor.

Finalmente, Jennie comenzó a despertarse lentamente, sus ojos parpadeando mientras se acostumbraban a la luz de la mañana. Cuando finalmente sus ojos se encontraron con los de Lisa, una sonrisa adormilada se extendió por su rostro.

—Buenos días, Lili —susurró Jennie con voz somnolienta.

—Buenos días, Nini —respondió Lisa suavemente, incapaz de contenerse más. Le dio un beso tierno en los labios, y Jennie respondió con cariño.

—¿Qué estás haciendo despierta tan temprano? —preguntó Jennie mientras se acomodaba junto a Lisa en el sofá.

Lisa rió suavemente. —El gato de la vecina se coló en la casa y me despertó. Pero no pude volver a dormir, así que decidí observarte dormir por un rato.

—Ah, ¿Dormí mucho? —preguntó la menor sentándose lentamente en el sillón, Lalisa asintió levemente. Su miraba se postró en el hombro de la menor, la camisa le quedaba tan grande que se cayó levemente dejando a la vista la clavícula de Jennie.

Sus mejillas se colorearon un poco y procedió a hablar.

—Si, no te despertaba nadie. —dijo riendo un poco al ver como Jennie se sonrojaba.

—Dios, qué vergüenza. 

Lisa se rió suavemente, encontrando la timidez de Jennie absolutamente encantadora. Se acercó un poco más y acarició la mejilla de la menor con la yema de su dedo.

—No tienes por qué sentir vergüenza, Nini. Eres hermosa incluso cuando acabas de despertar.

Jennie se sonrojó aún más ante el elogio de Lisa y bajó la mirada.

—Gracias Lili, tu eres hermosa incluso con gripe y agarrando un gato a plenas horas de la mañana. —respondió Jennie y Lalisa se rió y le dió un beso en la frente.

—Ven ¿Quieres  desayunar?. —Jennie asintió, y Lisa la ayudó a levantarse del sillón.

Ambas se dirigieron a la cocina, estaban cocinando ambas una receta de waffles. 

Mientras preparaban los ingredientes para los waffles, Jennie y Lisa se movían con sincronización, como si hubieran estado cocinando juntas durante años. Había una comodidad y un afecto en el aire que llenaba la cocina de calidez.

—Lili, ¿alguna vez ha cocinado con alguien antes? —preguntó Jennie mientras mezclaban los ingredientes en un recipiente grande.

Lisa expresó y ascendió.

—Sí, cocinaba con mi mamá cuando era más joven. Solíamos hacer waffles los domingos por la mañana. Me trae buenos recuerdos.

Jennie se sintió conmovida por la respuesta de Lisa.

—Eso suena tan bonito, Lili. Me alegra que compartas momentos especiales conmigo también.

Lisa la miró con cariño y luego se inclinó para robarle un beso rápido en los labios.

—Por supuesto, Nini. Tú eres muy especial para mí.

Después de mezclar la masa y calentar la plancha de waffles, comenzó a verter la masa en la superficie caliente. El aroma de los waffles recién hechos llenó la cocina y sus estómagos comenzaron a gruñir con anticipación.

—Huele delicioso, Lili. —Jennie no pudo evitar sonreír mientras observaba cómo los waffles comenzaban a dorarse.

Lisa le guiñó un ojo.

—Y sabrán aún mejor, Nini. Estoy seguro de que serán los mejores waffles que hayas probado.

Después de unos minutos, retiraron los waffles cocidos y los colocaron en un plato. Luego, con una variedad de coberturas como frutas frescas, jarabe de arce y crema batida, prepararon una mesa encantadora para disfrutar de su desayuno.

Se sentaron juntas en la mesa y comenzaron a saborear los deliciosos waffles que habían preparado. Cada bocado estaba lleno de sabor y ternura, y ambos compartieron risas y conversaciones mientras disfrutaban de su comida.

—Estos waffles son increíbles, Lili. —Jennie elogió con la boca llena.

Lisa río suavemente.

—Me alegra que te gusten, Nini. Cocinar contigo hace que todo sea aún mejor.

Terminaron su desayuno con sonrisas en los rostros y el corazón lleno de alegría. Habían compartido un momento hermoso juntas, uno de muchos que habían acumulado desde que comenzó su relación.


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Nerd. -Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora