24.

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El sol mañanero entraba levemente por la ventana. Lisa se acababa de levantar y se encontró con la imagen más preciosa, la mayor obra de arte que podrían ver sus ojos.

Jennie acostada de lado, sus curvas se veían más pronunciadas, su piel desnuda color canela iluminada por la luz que entraba por la ventana. Su cabello desordenado y repartido por la almohada. 

Lisa se quedó un momento observando a Jennie, maravillada por su belleza natural. Se acercó con suavidad, sin querer perturbar el tranquilo sueño de su amada. Cautelosamente, se deslizó bajo las sábanas y se acurrucó junto a Jennie, admirando cada rasgo de su rostro. La suavidad de su piel, la curva de sus pestañas, y el suave murmullo de su respiración llenaron el aire.

Lisa acarició con cuidado el cabello de Jennie, dejando que las ondas se deslizaran entre sus dedos como hilos de seda. Cada roce era una promesa silenciosa, un juramento de amor eterno.

Jennie, aún en el mundo de los sueños, se movió ligeramente, buscando el calor de Lisa. Sus labios formaron una sonrisa mientras se acomodaba más cerca de la mayor, como si pudiera sentir su presencia incluso en el sueño más profundo.

El sol matutino continuó su danza a través de la habitación, bañando a las dos mujeres en una luz dorada. Para Lisa, ese momento era mágico; era como si estuvieran en su propio pequeño paraíso, donde el tiempo se detenía y solo existían ellas dos.

Miraba el rostro relajado de Jennie, sus ojos algo hinchados y cerrados. Era una extraña mezcla entre tranquilidad y sensualidad.

La única prenda de ropa que tenía eran unas bragas color rosado que cubrían la intimidad de Jennie, podía ver el delicado cuerpo trabajado de Jennie por el pole dance. Con delicadeza, Lisa siguió acariciando el cabello de Jennie mientras sus ojos recorrían cada curva, cada línea de su cuerpo. Cada centímetro de piel parecía una obra de arte, una creación perfecta de la naturaleza.

Su pecho subía y bajaba con lentitud, se acurrucó contra la almohada. Lisa estaba hipnotizada por la belleza serena de Jennie mientras dormía. Cada vez que Lisa la miraba, se maravillaba de cómo alguien podía ser tan perfecto, tan cautivador incluso en el sueño más profundo. La admiración y el amor que sentía por Jennie llenaban su corazón de gratitud.

Con cuidado, Lisa inclinó la cabeza y dejó un suave beso en el frente de Jennie. Quería despertarla con amor, quería que su primer pensamiento del día fuera el amor que Lisa sentía por ella.

—Buenos días, Nini —susurró Lisa con voz suave, su aliento cálido rozando la piel de Jennie.

Jennie, sintiendo el suave roce y escuchando la voz de Lisa, abrió lentamente los ojos. La primera cosa que vio fue el rostro amoroso de Lisa, sus ojos brillando con adoración.

—Buenos días, Lili —murmuró Jennie, su voz ronca por el sueño pero llena de cariño, su cuerpo estaba exhausto aún por los sucesos de la noche anterior .

Lisa le dedicó una sonrisa cálida y cariñosa, acariciando suavemente la mejilla de Jennie.

— ¿Cómo te sientes, bonita ¿Estás bien? —preguntó Lisa con preocupación en sus ojos.

Jennie entusiasmada con ternura, apreciando la preocupación de Lisa por su bienestar.

—Me siento increíble, Lili. Estoy agotada, pero de la mejor manera posible. Anoche fue... increíble. Eres increíble —dijo Jennie, su voz cargada de amor y gratitud.

Lisa se estremeció con las palabras de Jennie, sintiéndose abrumada por el amor que compartían. Acarició suavemente la espalda de Jennie con la yema de los dedos, enviándole amor y calma.

Nerd. -Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora