SANJI
Desde que se unió a la tripulación de los Sombreros de Paja, se había dado cuenta de tres cosas. Uno, todos amaban su comida, excepto el marimo. Todos eran agradables con él, excepto el marimo. Tres, él era agradable con todos, excepto con el marimo.
No entendía cómo su relación se había deteriorado tanto al punto de no poder soportar una sola palabra del contrario. Buscaba en sus recuerdos y no encontraba señales de haber hecho algo malo para que Zoro lo viera y tratara como una molestia. No es como si él no hiciera lo mismo, pero aún así le molestaba.Sobre todo su comportamiento hacia la comida. Su comida.
Se volvió una costumbre. Todas las mañanas lo alimentaba y este se levantaba de la mesa como un orangután después de comer, sin decir gracias o si estaba delicioso. Tenía que aceptarlo, a Sanji le encantaban los halagos, así que se sintió extraño cada vez que no recibía un solo comentario de parte de Zoro. Como consecuencia, preparaba el almuerzo con mayor dedicación, pero ocurría lo mismo. Y volvió a esforzarse para la cena, pero nada.
Y lo que más lo molestaba era que se había vuelto un poco adicto a la atención que Zoro le daba durante las peleas con otros piratas. Sentía una extraña satisfacción cuando se ayudaban mutuamente o cuando este le lanzaba alguna frase sarcástica hacia su forma de pelear.
Diablos, se estaba volviendo loco. Lo pensó muy bien y llegó a la conclusión de que todas estas emociones tenían que ser sí o sí,...enfermedad. Sí, el alga verde lo había contagiado de su estupidez o algo así. No había otra respuesta.
Así que esta mañana, mientras todos comían entre bromas y risas, Sanji meditó sobre si contarle de su problema a Chopper. Sobre todo porque le daba miedo que Chopper contará su problema a alguien más y que llegara el rumor a Zoro. Sabía que era un temor infundado, porque el reno siempre había sido un buen guardador de secretos, pero cuando se trataba de la salud de alguno de sus compañeros se alarmaba y alarmaba al resto.
Miro al marimo, viéndolo masticar con esa lentitud que lo caracterizaba. Como adormilado. Dios, dormía todo el tiempo. Odiaba verlo tan tranquilo cuando él prácticamente estaba que se trepaba por las paredes. Como lo odiaba, lo odi- De repente, Zoro le devolvió la mirada.
ZORO.
Algo le ocurría al cocinero. Lo había notado desde hace unos días. Antes se molestaban mutuamente y después, cada uno seguía su camino. Últimamente, cuando terminaban las peleas, Sanji lo seguía con la mirada. Lo miraba. Eso lo perturbó. Sobre todo porque se ponía nervioso y ya no recordaba cómo hacer su rutina de pesas, o lo dejaba despierto hasta muy tarde pensando en la razón para que el cocinero lo viera de esa manera.
Desde que conoció a Sanji en el Baratie, se había sentido incómodo a su alrededor. A veces, pensaba que la sensación de incomodidad se debía a que el rubio era el primer hombre que conocía que se vestía como un maldito Ken, que se ponía un perfume tan dulzón y que tenía un trasero tan- Demonios, otra vez lo estaba mirando con esos ojos malditamente azules.
Zoro iba a decir cualquier cosa para enfurecerlo, porque parecía que era la única manera en la que se podían comunicar, pero Sanji se atraganto con la comida y escupió un trozo de lechuga que cayó directamente en el escote de Nami. Las risas de Luffy sonaron por toda la habitación mientras Nami prácticamente estrangulaba al rubio.
Definitivamente, algo pasaba con Sanji. Tal vez debería hacer su trabajo como el primer oficial y preguntar si todo andaba bien. Solo para asegurarse, no es como si estuviera preocupado por el rubio. Claro.
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Odio y amor (Zosan +18)
FanfictionSANJI Desde que se unió a la tripulación de los Sombrero de Paja, se había dado cuenta de tres cosas. Uno, todos amaban su comida, excepto el marimo. Todos eran agradables con él, excepto el marimo. Tres, él era agradable con todos, excepto con el m...