Capítulo 9

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SANJI

Se sentía…normal. De hecho, la conversación que tuvo con Zoro le dio tranquilidad. Ahora sabía que los dos estaban hormonales cuando lo hicieron y terminaron todo de forma pacífica. Aquel ERROR no se volvería a dar. Ahora podría concentrarse en sus cosas, como siempre. No más musgo verde, solo sus damas y su cocina.

Sí, todo volvió a la normalidad.
Excepto que no era verdad. Solo trataba de convencerse de que era así, de que tenía que ser así. Se lo dijo mil veces cada día. Zoro tampoco quería eso. No podía ser el único patético que estaba deseoso de repetir la experiencia. Así que se aguantó.

Una noche, mientras hacía guardia, lo pensó muy bien. Tenía que hacer algo antes de volver a caer como un maldito adicto. La solución que halló era tener sexo con una mujer. Sí lo hacía, podría darse cuenta que era mil veces mejor a lo que le ofrecía Zoro. Podría olvidarse de esa locura y seguir como si nada.

Y tenía que ser pronto, porque últimamente todo lo que hacía el marimo lo ponía duro.

*********

El día había llegado. Arribaron a una isla veraniega, donde las personas se veían alegres y hospitalarias. De hecho, eran demasiado hospitalarias. Se llevaron una sorpresa cuando Robin anunció que leyó sobre esa isla. Era una isla del placer. Como un burdel enorme.

Eso explicaba el porqué las mujeres se habían abalanzado hacia él en cuanto habían desembarcado. Todas sonreían mientras le susurraban lo mucho que podría divertirse si las escogía. Sanji sangro por su nariz de solo imaginar las posibilidades. Aunque duró poco, porque la navegante lo había golpeado y traído de regreso a donde estaba el resto.

-Idiotas, más vale que no gasten el dinero en porquerías.- Anunció Nami una vez tuvo la atención de todos.- Quiero que todos regresen aquí al anochecer, ¿está claro?

-¡Sí!- gritaron al unísono.

-Bien, pueden ir. Excepto Chopper y Zoro. Zoro se quedará a vigilar el barco y tú, Chopper, le harás compañía, no queremos que veas cosas indebidas. - Zoro rechistó fastidiado, pero no dijo nada cuando Nami lo miró enfurecida.

Cada uno se alejó para conseguir suministros. Sanji calculó bien su tiempo, primero iba a seguir su plan “Descubrir el mundo de los pechos” y luego compraría lo que necesitaban. Era sencillo. Y lo motivaba mucho más que Zoro no pudiera disfrutar de la isla. Se lo tenía merecido, el muy pervertido.

Miró alrededor y localizó una bar con el letrero más obvio de todos. “¡Señoritas!” parecía un bar bastante decente. Estaba lleno de personas, bebiendo y bailando al son de una música sensual en un idioma que desconocía. Fue directo a la barra y pidió una cerveza. Pronto, una chica hermosa se acercó a él.

-¿Quieres pasar una buena noche?

-Claro que sí.- Tragó saliva.

-Vamos arriba.-La mujer le ofreció su mano y lo guió escaleras arriba, donde el bar se convertía en hotel. Entraron a una de las habitaciones.- Son mil berries la hora, pero puedo hacerte un descuento. Eres bastante apuesto.

La mujer comenzó a desvestirse.

********

ZORO

-Zoro, ¿estás bien?- Dijo el pequeño reno, desconcertado por la forma en la que Zoro estaba pensativo.

-Sí, por qué lo preguntas.

-Estás distraído.

-No te preocupes, estoy bien.- Le dio una cálida sonrisa, esperando convencerle de que era así.

-Bueno. En ese caso, iré al consultorio a preparar rumble balls, si necesitas algo me avisas.- Dijo Chopper antes de marcharse.

Zoro se quedó en la cubierta, mirando hacia el pueblo colorido. Estaba nervioso. Esa isla le puso los pelos de punta. Bueno, la isla y el cejillas. Vio esa cara de estúpido y enseguido supo sus intenciones. Ese maldito seguro estaba corriendo detrás de alguna falda.

No es como si le importara. Podía hacer lo que quisiera, pero no le parecía justo que el tuviera que quedarse en el barco mientras el otro tonto la pasaba bien con quien diablos sabía. Ugh, estaba seguro que ni siquiera lo disfrutaría porque nadie más que él sabía sobre lo sensible que era el cocinero en el cuello, o en su cintura.

Esperaba que su experiencia en la isla fuera horrible, tanto que volviera al barco arrastrándose por…¿Por qué? Hicieron un trato. Se supone que iban a olvidar su encuentro casual. Era el único que no podía, al parecer. Aún así, no volvería a suplicar por un poco de sexo a Sanji. Para colmo, siempre fue el primero en dar el paso. Sanji seguro pensaba que le gustaba, o peor, que lo necesitaba.

Definitivamente, tenía que superar esa reciente obsesión por el rubio.

Solo que todas sus ideas se cayeron cuando Sanji saltó a la cubierta, justo donde él estaba. Su camiseta estaba desabotonada hasta la mitad. El cabello lo traía desordenado, incluso su flequillo estaba echado hacia atrás, dejando al descubierto su otro ojo.

-¿Qué mierda?- fue lo primero que soltó Zoro.

-Si, es una mierda.-Sanji se acercó a él. Por un segundo, Zoro pensó que iba a darle un golpe.- ¡Todo es una mierda! ¿Qué me hiciste, bastardo? No pude. No puedo…si no es contigo. - El espadachín se sorprendió, pero luego sonrío satisfecho.

- Ya veo. Supongo que no te satisfacen las mujeres de aquí. - Arregló el cabello de Sanji, colocando cada pelo de nuevo a su sitio.- Soy tan caritativo que podría complacerte si me lo pides de forma bonita.- Sanji golpeó su mano.

-No estoy pidiendo un revolcón, por lo menos no ahora. Estoy demasiado enojado, si veo tu pene lo voy a cortar. Solo quería dejar las cosas claras.- El rubio se cruzó de brazos.- ¿Recuerdas mis reglas?

-Un poco.

-Pues las modificaré. Primero, tú y yo, lo haremos hasta que nos aburramos y podamos pasar página. Segundo, sigue siendo un secreto. Tercero, soy heterosexual. No me gustas, solo estoy caliente. ¿Aceptas?

-Sí.- Asintió. Lo que sea en lo que se estuviera metiendo, no le importaba. Mataría por volver a tocar al rubio- Para que quede en acta, la última vez dijiste que no volvería a tocarte.

-Está claro que ahora puedes.

-Sí, pero quiero escucharlo de tu boca.- Sanji bufó molesto.

-Eres irritante.-Zoro sonrió al escucharlo. Se acercó mucho más, rodeando su cintura con uno de sus brazos, atrayendo su cuerpo más cerca. Podía sentir la respiración de Sanji en su barbilla.

-Cómo tú digas, cejillas. Dilo.

-...Quiero que me toques.- Susurró Sanji. Se fijó de nuevo en los labios entreabiertos del rubio, como si pidieran ser besados. En el pasado, Sanji no dejó que lo bese, pero las reglas cambiaron. Definitivamente, tenía que probarlos hoy. Se inclinó, rozando ligeramente la boca del otro-

-¡Zoro, necesito tu ayuda!- escucharon la voz de Chopper desde adentro del consultorio.

Se apartaron de golpe. Claro, nadie podía saber.





Casi olvido subir el capítulo de hoy 😭 Aunque tarde pero aquí está. Disfrútenlo 💋

Odio y amor (Zosan +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora