Capítulo 8

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ADVERTENCIA: CONTENIDO +18. Si eres sensible a este tipo de contenido, te recomiendo saltar el capítulo.

SANJI

-¿En serio? Pruébalo.- El rostro de Zoro se estaba acercando al suyo, casi como si esperara besarle. Sanji empujó un poco sus hombros.

-Para el carro, alga. Haremos esto bajo mis condiciones.- El peliverde lo miró confundido. Sanji aprovechó para escabullirse por debajo de los brazos del otro.- Primero, será la última vez, no volverás a tocarme. Segundo, no sacarás el tema en el futuro. Tercero, más te vale hacerme disfrutar o te pateare en las bolsas. ¿Hecho?

-Hecho.- De nuevo, Zoro agarró su cuello y se acercó.

-¡Espera! No me vas a besar.

-¿Por qué no?

-Sólo estamos rascándonos la picazón. Besar es algo intimo, no se hace con cualquiera.

-Auch.- El tonto se llevó la mano al corazón, fingiendo ser herido.- Entonces, ¿qué es lo que sí puedo hacerte?

-Buena pregunta.- Lo pensó, o intentó hacerlo. Era complicado pensar cuando Zoro parecía un pulpo, tocando sus hombros, su pecho, su cintura,..- Podemos hacer lo mismo. Ya sabes, tú te tocas el tuyo y yo el mio.

-Eso es aburrido, tú lo dijiste. Si quieres que te haga disfrutar, debes darme más libertad.- Zoro rió. Sanji se sintió avergonzado, como un niño. No quería que se diera cuenta que no tenía experiencia, pero tampoco sabía qué hacer. Entendía como era con una mujer, ya que, había visto las revistas de Brook, pero con un hombre debía ser diferente.

-¿Qué propones tú?- Dijo algo irritado. Zoro lo miró con malicia, mientras se sentaba donde antes estuvo Sanji. Palmeó sus piernas para invitarlo a subirse encima. Aún con dudas, Sanji se subió a horcajadas sobre el regazo del peliverde.

-¿Con cuantas mujeres has estado, cocinero?

-Con muchas, no sé, unas diez.- Contestó nervioso. Obviamente, era mentira, pero si decía la verdad, sabía que este se iba a burlar por el resto del viaje.

-Siendo así, sabes que no hay mayor satisfacción que tocarse el uno al otro. El juego previo es, verdaderamente, la parte más exquisita.- Zoro lo abrazó para traerlo más cerca y lamerle el cuello. Sanji tembló involuntariamente- Hoy, sin embargo, no tengo paciencia.- Zoro se apartó y lo vio, la lujuria grabada viva en su rostro.- Sólo déjate llevar. No te besaré, pero te prometo que te haré gemir muy fuerte.

-Más te vale.

Zoro metió su mano en la ropa interior de Sanji, sacando su miembro y bombeando hasta despertarlo. Sanji se agarró de los hombros de Zoro y hundió su rostro contra su cuello. Comenzó a suspirar. Ciertamente, se sentía demasiado bien.

-Eres muy sensible, ¿sabías?- Susurró el peliverde contra su oído.

-Cállate.- Zoro soltó una suave risa. Ugh, odiaba esa risa, lo hacía sentir todo pequeño y vergonzoso.

No vio cuando ni como Zoro sacó su propio miembro (porque en algún momento cerró los ojos), pero sintió cuando junto los dos. Casi se viene. Nunca había tenido una sensación así, era viscoso, aunque estimulante. Decidió mirar.

Sabía que Dios podía ser injusto, ahora lo confirmaba. No bastaba con que el tonto marimo estuviera construido como un tanque, fuera bueno peleando y popular entre las mujeres. Ahora, resulta que su pene no se quedaba atrás. Sanji ya lo sintió con anterioridad y supuso que era grande. Bueno, verlo confirmó sus sospechas. Si era grande, al menos más que el suyo. Debía medir unos veintitrés centímetros. Entendió porque el idiota tenia un gran ego.

Odio y amor (Zosan +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora