Capítulo 2

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ZORO

Después del almuerzo y el incidente de la lechuga, Zoro esperó pacientemente a que cada uno de sus compañeros saliera del comedor. Le costó mucha paciencia, ya que Luffy no quería despegarse del cocinero, insistiendo en que le de algo más de postre. Pero, finalmente, se habían quedado solos.

No sabía cómo empezar la conversación. Así que se quedó pensando un rato mientras miraba a Sanji lavar los platos. Pensó, contra su voluntad, que la espalda del cocinero era muy bonita. Era como un triángulo invertido. Sus hombros eran anchos pero delgados. Su cintura era pequeña, estaba seguro que podría rodearla con uno de sus brazos.

-¿Te vas a quedar mirando? - La voz de Sanji lo tomó por sorpresa.- ¿Quieres algo más de comer o porque sigues aquí?-Dijo con una nota de molestia y dándose la vuelta para mirarlo.

-Cómo si quisiera más de esa sopa salada.- Contestó de forma sarcástica. Aunque, se regañó mentalmente por ser grosero cuando su intención era tener una conversación normal.

-Entonces, te puedes ir.

-Bueno, no quiero.- Ahí estaba de nuevo. Sus charlas solo podían ser así de retadoras. Zoro esperó a que Sanji comenzará una pelea, casi lo deseaba. Sin embargo, el cocinero se secó las manos con un trapo y comenzó a salir de la cocina.- Oye, espera.

Corrió hacia el rubio, agarrándolo de la mano para detenerlo. Notó que las manos de Sanji eran realmente suaves, bastante limpias a excepción de un par de cicatrices que supuso que eran de un cuchillo de cocina. Se veían delicadas en contraste con las suyas, que eran ásperas y llenas de callos por las espadas.

-¿Ahora que quieres, marimo?- Sanji apartó su mano y lo miró con algo en sus ojos. ¿Qué era? Irritación, no,...¿Nervios? - No tengo tiempo para ti. Tengo algo que hacer.

Sin poder decir nada más, el peliverde se quedó de pie en frente de la puerta que Sanji había cerrado en sus narices. Definitivamente, Zoro no podía tener una conversación con ese tipo de cejas rizadas sin querer darle un par de azotes.


SANJI

Casi vomita. Si la presencia de Zoro lo ponía de los nervios, su rara insistencia del día de hoy lo había puesto extremadamente mareado. Aparte, lo había tocado. Ellos nunca se tocaban a menos que estuvieran peleando. Aún sentía el calor del espadachín en la mano.

Esto lo convenció, estaba enfermo.

Corrió hacía el consultorio de Chopper y sin llamar a la puerta, entró dando grandes zancadas hasta lanzarse a la camilla. Chopper, que estaba doblando y organizando una docena de vendajes, lo miró curioso.

-¿Estás bien, Sanji?- El pequeño reno bajó de su silla y se acercó a la camilla.

-Creo que estoy enfermo.

-¿Qué síntomas tienes?- Chopper sacó su estetoscopio y lo apoyó en el pecho de Sanji. Estaba algo preocupado, ya que ninguno del trío monstruoso se había enfermado antes. Heridos, sí. Enfermos, nunca.

-Me da calor, tengo extraños cosquilleos en la piel y siento que mi corazón palpita más rápido de lo normal. También, no puedo dejar de pensar en lo mismo. Siento que me distraigo mucho y por dios, creo que Zoro me lo pasó. Debe ser su culpa, porque cuando está cerca de mí siento todo esto y me ahoga.- Sanji habló rápidamente mirando con terror al médico.-¿Mi pelo se volverá verde?

Zoro no había ido a su consultorio, así que no creía que estuviera enfermo ni nada parecido. El reno pensó en todas las enfermedades que un humano podría tener con esos síntomas. Sin embargo, no encontró ninguna. Lo único que se le ocurrió fue el enamoramiento. Pero descartó esa idea tan rápido como le vino a la cabeza. Sanji era conocido por ser mujeriego, sería imposible que estuviera enamorado de Zoro.

-Sanji, no te preocupes. No parece ser nada grave. De todos modos, si sientes que los síntomas empeoran, vuelve aquí y házmelo saber.- El reno sonrió y lo calmó dándole una paleta que tenía guardada en caso de que Luffy se pasara por allí a molestarlo.

-¿Seguro no es nada?

-Todos tus signos vitales se ven bien. No tienes fiebre y hasta lo que yo sé, no hay dolor. ¿Verdad?- Sanji asintió lentamente.- Estás bien, Sanji. Tal vez, es estrés. Te recomiendo que evites cualquier cosa que te haga sentir estresado, ansioso o nervioso.

-Gracias, Chopper.- Eso sería fácil. Su causa de estrés definitivamente debía ser Zoro. Solo debía evitarlo a toda costa y sanaría.

El rubio salió del consultorio, totalmente decidido a ignorar a cualquier cosa verde que se asomara por su camino. Iba de vuelta a la cocina cuando se escucharon los gritos de Brook a todo volumen.

-¡Es una isla! ¡Nos acercamos a una isla!

Genial, se le estaban agotando los suministros. Podría bajar del barco (muy lejos de Zoro) y relajarse mirando lo que ofrecían los locales. Bajó hasta el primer piso del barco y miró en la dirección en la que apuntaba Brook. Nami se acercó a su lado con unos prismáticos en la mano.

-Esta isla estaba en el mapa de la Grand Line. Parece que está registrada bajo el cuidado de la Marina así que debemos ser precavidos. No llamar mucho la atención.

-¡Aventuras! ¡Aventuras!- gritó Luffy, saltando al mástil para ver mejor la isla e ignorando las palabras de la navegante.Como si se leyeran el pensamiento, Nami y Sanji se miraron algo derrotados. Eso era misión imposible cuando tenían a Luffy como capitán.

-Bien, debemos dividirnos en grupos y controlar a los problemáticos.-Mencionó la pelinaranja.

Todos se reunieron en el centro del barco y decidieron que los grupos pequeños pasarían más desapercibidos. Tenían que ser tres grupos de dos personas y uno de tres. Por sorteo, Nami, Luffy y Franky quedaron juntos, al igual que Robin y Chopper. Solo quedaba Sanji, Zoro, Brook y Usopp.

Por el dios del mar, que no me toque Zoro.

-¡Zoro y Sanji!- Gritó Usopp al sacar el papelito con sus nombres.

Odio y amor (Zosan +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora