SANJI
A la mañana siguiente, Sanji se despertó de un brinco cuando algo aterrizó en su cara. Era un pantalón nuevo.
-Cámbiate y vamos. Nos esperan en el Sunny.- Vio a Zoro al otro lado de la habitación, apoyado en el marco de la puerta del baño. Tenía el cabello mojado y llevaba ropa distinta a la de ayer. Se veía atractivo.
-Buenos días a ti también, imbécil. - Evitó ver los ojos del espadachín, aún se sentía ridículo por cómo se habían tornado las cosas entre ellos dos.
-¿Qué esperabas, un beso de buenos días?- El marimo tonto se burló de él. Sanji se sonrojó y le tiró lo que tenía más cerca, una almohada.
-Podrías ser más amable, sobre todo después de...
-¿Después de?
-No te soporto.- Dijo Sanji saliendo de la cama. Zoro solo sonrió y desapareció en el baño.
Miró su pantalón nuevo. El marimo debió salir a comprarlo, entendía el porque con solo ver el que llevaba puesto. Tenía una mancha oscura justo en la zona de su entrepierna, como un gran anuncio de lo que habían hecho. Se pasó las manos por la cara, suspirando profundamente. No quería recordar lo sucedido, ni siquiera se lo terminaba de creer.
Tenía que admitir que le gustó. Muchísimo. Y eso le asustó. Mierda, iba a entrar en una crisis existencial cuando Zoro volvió a entrar.
-No tenemos tiempo, cocinero.- Dijo. Se sentó en una de las esquinas de la cama, en la más lejana a Sanji. De hecho, no es como si lo hubiera notado. Un poco.
Sanji bufó molesto. Sin hacerle caso, se quitó el pantalón manchado, y lo tiró a un lado. Vio que su bóxer se encontraba en peor estado, pero no tenía otro cambio, así que se resignó a llevarlo puesto hasta llegar al barco. Iba a ponerse el otro pantalón, pero antes miró hacia el peliverde, por si este lo estaba espiando.
Zoro se había recostado en la cama, con los ojos cerrados y sus brazos apoyados debajo de su cabeza. Se veía totalmente tranquilo, a diferencia de Sanji. Ese idiota seguro ni le importaba un poco con quien tenía un rato de pasión.
Aún más molesto, se metió la maldita prenda. Eran una talla más pequeña, por lo que le quedó un poco apretado.
-Listo, vamos. - Sin esperar, salió de la habitación y bajó directamente a la recepción.
Allí, el anciano de anoche recibió la llave de vuelta y sonrió hacia ambos.
-Espero que hayan tenido una fantástica noche.
-Lo hicimos.- Dijo Zoro. El maldito guiñó un ojo. Sanji se quiso morir.
Finalmente, salieron del pueblo en dirección al Sunny. Caminaron hombro con hombro, pero sin pasarse palabra. No fue hasta que vieron asomarse al barco por el horizonte, que Zoro habló.
-Hagamos cómo si nada hubiera pasado.
ZORO
Quiso decir que no fue un error, para él al menos no. Le atraía Sanji y estaba cansado de fingir que no era así. O sea, sí, era heterosexual. Pero como Robin una vez le dijo, la sexualidad era fluida. ¿Qué importaba? Podía sentir deseo por las mujeres y el cejillas, no era nada del otro mundo.
Ahora, aceptar que le atraía lo suficiente como para tener sexo era una cosa. Qué pudieran tener algo más que eso, era otra. Primero, Sanji le sacaba de sus casillas todo el maldito tiempo, era imposible para ellos ser amistosos, peor aún ser amantes.
Segundo, aunque mágicamente se gustaran mutuamente, ¿una pareja dentro del Sunny? Traería muchos problemas a los demás. En el peor de los casos, si rompían, todo se volvería incómodo y arruinarían el ambiente de familia que mantenía la tripulación.
No obstante, no fue un error. Al menos probó lo que Sanji podía ofrecerle si tuvieran otra vida. Joder las cosas valieron la pena, aún lo pensaba mientras veía las redondas nalgas de Sanji ser apretadas por el pantalón que compró una talla mas pequeña, totalmente aposta. Sin embargo, también se fijó en el rostro de su compañero desde que salieron del motel. Se veía asustado, más bien arrepentido.
Zoro ya había hecho un gran desastre solo con haber arruinado su enemistad con Sanji. No quería que todo se volviera aún más extraño entre ellos. Tenía que dejar claro que no se iba a repetir, y que no se preocupara proque solo había sido sexo, nada más. Pero Zoro no era bueno con las palabras, de hecho, ni siquiera hablaba mucho. Así que, lo que su cerebro pudo procesar fue:
-Hagamos cómo si nada hubiera pasado.- Sanji se detuvo por un segundo.
-Por supuesto. Nada pasó.- El rastro de molestia en su voz dejó un poco confundido al espadachín. Esperaba que el rubio se aliviará con la propuesta, ¿por qué se veía enojado?
-¡Chicos!- Luffy agitó la mano de un lado al otro de forma efusiva. Estaba parado en una de las barandillas del barco.- Vamos a zarpar, rápido.
******
Esa noche, cuando Sanji llamó a cenar, Zoro llegó más tarde de lo usual. No por nada en especial, solo que las piernas le dolían como la mierda. Había estado toda la tarde entrenando, poniendo toda la frustración en sus pesas.
Cuando llegó al comedor, maldijo internamente al ver la distribución en la mesa. Nami, Brook, Luffy y Usopp estaban a la izquierda; Robin y Franky estaban en cada extremo de la mesa; y por último, Chopper y Sanji estaban sentados a la derecha. Solo quedaba un puesto, justo al lado de Sanji
Zoro se sentó sin decir nada. Miró al plato en frente suyo, eran bolas de arroz con carne de monstruo marino. Su preferido. Pensó que debía ser una coincidencia y sólo comenzó a comer.
La cena transcurrió ruidosamente, como siempre. Aunque, él mantuvo siempre su vista en el plato, pues sentía que si alzaba la mirada, solo podría fijarse en Sanji, en si estaba actuando normal.
Cuando todos terminaron, comenzaron a salir de uno en uno de la cocina. Él se quedó al último. Después de pensarlo mucho, quería decir algo más. Lo único antes de olvidar todo. Miro a Sanji, que ya estaba de espaldas, lavando los platos.
-Cocinero. La comida estaba deliciosa, gracias.- Y con eso, salió.
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Odio y amor (Zosan +18)
FanfictionSANJI Desde que se unió a la tripulación de los Sombrero de Paja, se había dado cuenta de tres cosas. Uno, todos amaban su comida, excepto el marimo. Todos eran agradables con él, excepto el marimo. Tres, él era agradable con todos, excepto con el m...