Estupor

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Estado de falta de reacción excesivamente profundo.

Es la falta de función cognitiva crítica y nivel de conciencia en el que un paciente está casi en su totalidad sin responder.

Mis oídos zumban y siento que si levanto el cuello, mi cabeza caerá al suelo.

Mis pies están entumecidos, mis manos hormiguean.

Las pupilas me dan vuelta con delirio.
No logro enfocarme ni pensar en lo que está pasando.

Trato de abrir los ojos pero mis párpados se cierran.

Hago otro esfuerzo y logro ver entre luces amarillentas borrosas, las patas de una mesa.

Una silla

Una lata de soda

Un arma sobre la mesa


—Pero si ya se despertó la princesita Alarcón—escucho muy a lo lejos.


Alguien toma mi rostro con brusquedad y lo sacude haciendo que mis mejillas por dentro sangren.

—si eres muy guapa, siempre lo has sido, pero no, definitivamente no hubiera dado la vida por ti—dice con una risa burlona

—Caminabas por todas partes con tus aires de estúpida niña rica, es obvio que alucinaras aún simple huérfano, Avery



No logro saber quién me habla con tanta perversión.
Mi cuerpo está en un estupor que no logro vencer.

Los ojos se me cierran.

Escucho voces.

—No puedes matarla, es lo que negociaremos estúpido


Conozco esa voz, se quien es.

Mis ojos se abren con dificultad y la figura de Braulio Alarcón se ve borrosa en mi visión.

Siento que mi cabeza late como si mi corazón ahora estuviera ahí, trato de levantarme, y pongo las manos en el suelo, para poder levantar mi cuerpo que ahora siento que pesa toneladas.

Me siento y recuesto mi espalda de la madera, tocó con la mano temblorosa mi cabeza y mis dedos de manchan de sangre, parte de mi cabello ya esta tieso por la humedad y el tiempo transcurrido.

Braulio me toma el rostro y abre mis párpados mientras mis pupilas lo ven borroso.

—Estupido, casi la matas del golpe
¿Es que nada puedes hacer bien?





Voces.

Pasos alejándose.

Madera crujiendo.


Han pasado unas horas y trato de que mi cabeza se concentre en lo que está pasando.

Estoy un poco más conciente, y mi cerebro no tiene que trabajar demaciado para saber que mi vida corre peligro.


—Tienes que tomar agua

Siento como un chorro de agua helada cae sobre mi rostro con tanta rapidez que entra por mis fosas nasales quemando mis vías respiratorias.

Trato de beber lo que puedo porque en realidad tenía demasiada sed.

El contacto con el líquido hace que este más lúcida.




Un hombre rubio que podría sacarme 2 cabezas fácilmente por su altura, me observa.

Ríe y chasquea la lengua

Balas Perdidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora