Meridiano

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Los meridianos son las semicircunferencias máximas imaginarias del globo terrestre que pasan por los polos norte y sur.​

Mi corazón late con tanta fuerza que siento que en cualquier momento voy a explotar, el aire casi es nulo en mis pulmones y mi cabello se enreda alrededor de mi cara.



Dios, y si abro los ojos  ¿y solo veo nubes y reflejos? Porque tengo la esperanza de que si muero, despertaré en el cielo, no me he portado tan mal.

Y si al abrir los ojos ¿veo a Damian?   ¡Diablos! No sé si voy a reír o a llorar al saber que lo encontré pero en el cielo.

El azote de una puerta me despierta de mis absurdas ideas y trato de enfocar la vista mientras escucho una voz ronca maldiciendo.

—¿Está loca?—dice una voz enfadada a menos de un metro de distancia

Si es obvio que lo estoy, siguiente pregunta.


Un golpe fuerte en el capo de la Jeep me hace dar un salto.

Gael ha golpeado tan fuerte que no me extrañaria que el capo de la camioneta estuviera hundido o su mano lastimada.

Avery no te quedes cómo estúpida, tienes que darte prisa,a lo que veniste mamita.

—lo siento—digo tratando de recoger el cabello al alborotado de mi cara.
—Tenía que detenerte, y no podía alcanzarte, entonces corrí y...—Digo tan rápido, que siento que el poco oxígeno que tenía en mis pulmones se evapora

—¿y no se te ocurrio otra idea más estúpida que aventarte a un auto?—esta furioso


Exacto no se me ocurrio otra idea— Dice mi subconsciente

Me observa con una mirada que no se descifrar y empieza a pasarse las manos por el cabello rebelde que cae sobre su frente.

E

ntonces sus pesadas botas negras giran sobre su propio eje con dirección a la Jeep.



Se va a ir, se va a ir, se está llendo...

—¡Gael!—Digo de forma segura según mi imaginación

El parece tensarse y se frena en seco deteniéndose.

—Necesito que me devuelvas el sobre

Diría por favor, pero este hombre me pone los nervios de punta, parece que nunca puede ser amable incluso ni cuando ha estado a punto de mandarme al otro mundo.


Pero fue tu culpa

Gael se gira lentamente y me mira con el ceño fruncido.

¿Cual sobre?

—El sobre, que te di ayer cuando nos vimos, te lo llevaste y lo necesito.

Gael parece meditar en lo que acabo de decir

¿Y si él no se llevó el sobre? Y si ¿el mesero con cara de yo no fui, me mintió? Y él lo tomo pensando que era dinero, y ahora lo a llevado a la policía y en cualquier momento la casa estará llena de oficiales preguntando que pasa.

Balas Perdidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora