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—Lionetta tienes todo.

—Si no me hace falta nada, agradezco que después de todo me ayudes en irme, necesito pensar las cosas.

—Sé que no estuvo bien, después de aquello, pero, aunque no viene el caso el tema, eso no iba a durar, él está casado con Greta, o esperabas que el dejara todo por ella.

—Nunca lo pedí—dijo a la defensiva—Sera mejor no hablar de ello.

Lionetta tomo sus cosas, solo pocas para que creyeran que regresaría, Greta le mintió al igual Aurelio, se subió al auto y sitio que tenía ganas de sacar ese nudo de la garganta, recargo su cabeza en la ventana mientras Alonzo conducía hasta llevarla a una de las villas alejadas de los Pastral, aquella que su abuelo le había contado cuando deseaba alejarse de todos.

Tampoco irse era una opción, en unos meses tendrá de nuevo sus derechos de la herencia Pastral, pero debía hacerlos creer que se fue cuando notaran que no iba a regresar a la villa Bianchi.

Le tomo tres horas poder llegar al lugar, Alonzo le pareció aterrador la cabaña, para Lionetta sería su refugio solo para pensar las cosas.

—Estas segura de quedarte sola aquí, al menos déjame quedarme esta noche, mañana te llevo a comprar algunas cosas que vas a necesitar.

—Lo agradezco, necesito que todo siga como esta Alonzo, sé que a pesar de me ayudaste a venir aquí, no podemos hacer amigos.

—Eso lo sé, pero debió ser grande.

—Greta está en el hospital—Alonzo parpadeo—Esta embarazada.

—¿Embarazada?

—Sí, porque haces esa cara pareces sorprendió.

—Nada, será mejor que te acomodes, buscare algo de madera. —dijo Alonzo.

Quien no daba crédito era Aurelio que fue directamente a buscar a Lionetta, abrió la puerta de su habitación, pero la encontró, así que mando a buscarla por toda la casa, no podía ir a ningún lado, salvo a la construcción de la villa Pastral, salió de prisa de ahí.

También fue lo mismo no estaba ella ahí, se llevó las manos al cabello, pensado en donde mas pudo irse, le daría tiempo y esperaba que no creyera que ese hijo era de él.

Greta le jodio todo, ni iba a dejar que ella se quedara en la casa, no tuvo más opción que regresar enfurecido hacia la habitación tomando las cosas de Greta y abultándolas en las maletas.

Su tío entro sorprendió por ver como su sobrino parecía un demonio con las cosas de Greta.

—Se puede saber que esta pasando Aurelio, que haces con las cosas de Greta.

—Greta ya no va vivir aquí.

—¡Como!

—Por favor no finjas que te importa, sabemos que no es verdad, la muy hija de puta no era tan santa, reclamándome a mi cuando ella también hacia los mismo, y no solo eso no me va cargar el milagro a mí, tiene apellido que se lo de el imbécil de Alonzo.

—Basta Aurelio no comprendo a que te refieres.

—Greta está embarazada—se detuvo Aurelio—Eso, ya lo sabes.

—Imposible como puede estar embarazada tú mismo lo has dicho.

—Bueno parece que lo está, la señora creyó o me hizo creer que no podía dar hijos, no me dio ningún hijo durante casados, ahora que se le mete la idea de que Lionetta será buena lo está.

—Bueno si lo está eso no debería importante.

—Acaso te has vuelto tan senil que no lo vez, n es mío sino de Alonzo.

El tío Bianchi se quedó mudo, eso no lo vio venir. Bueno al menos la mujer se iría de sus vidas, siempre fue un parasito gastando sin hacer nada.

—¿Qué dijo Greta?

—Que va decir, ni ella lo sabía, pero apuesto que no es mío, lo aseguró, va querer negarse a darme el divorcio, alejando que ese hijo es mío, pero ni crea que me dejare, quiero a Lionetta.

—Y todo esto donde esta ella.

—No lo sé, crees que si lo supiera estaría aquí, ella estaba cuando nos dieron las noticia, y claro supongo que su cabeza se dio ideas que es mío, debo arreglarlo con ella, más que nunca.

—Sera mejor que esperemos, además no podemos hacer un espectáculo, busca la manera pacífica de libértate de Greta, buscabas un hijo y ella salió embarazada.

—Lo del hijo aun lo sigo buscando—dijo con descaro Aurelio—Eso pasara, si es que lo está Lionetta, mierda necesito saber dónde diablos se metió.

La situación se complicó para Greta quien no dejaba de marcar al teléfono de Alonzo, este rechazaba las llamadas, poniéndola mas ansiosa, debía hacer algo, además adónde iba a ir, debía calmar las cosas con Aurelio, era demasiado, no podía perderlo, siete años.

Si siete años que pesan, pero de que no se quedaría con las manos vacías no se quedaría.

Eso hizo cuando piso la casa Bianchi noto sus maletas en la puerta y un arolio con los brazos cruzados apenas pudo pasar saliva.

—Aurelio...

—Toma tus cosas, y vete de esta casa, el abogado te contactara.

—No puedes echarme de tu vida como una apeste.

—Lo estoy haciendo, además no olvidemos el detalle de tu embarazo.

—Más aun, puedo decir que es tuyo.

—Una prueba de ADN dirá lo contrario, solo ganaras sin quedarte con nada, vete, el chofer te llevara un hotel en lo que busco algo para ti, te daré una jugosa cantidad que podrás vivir cómodamente sin necesidad de hacer nada, pero se inteligente de no gustarlo todo, también dudo que te quedes desamparada cuando el padre es Alonzo que se caga en dinero.

—Aurelio por favor.

—Nada Greta, toma tus coas y desaparece de mi vista, un bebe lo cambia todo, has soportado muchas cosas de mí, como yo lo hice, pero quien jugo sucio aquí también fuiste tú no voy a reconocer un hijo que no es mío, tiene un padre dale ese derecho Alonzo Galli o temes que no lo reconozca.

—Aurelio, escúchame por favor, son siete años, siete Aurelio.

—Puedes hacer un espectáculo eso te saldrá bien y con eso te aseguro que Alonzo te apoyara con ese hijo, fue bueno para meterte la polla ahora que se haga responsable.

—Solo quieres librarte de mí por ella, Lionetta te mandara al carajo, le diré que niegas a este hijo, le hare creer que es tuyo sin importar nada.

—Cuidado con lo que harás Greta.

—¡No puedes hacerme esto!

—Ya lo hice—Greta apretó los dientes tomando sus maletas.

Se trajo el enojo, y el llanto, no podía creer que se iba de esa casa, cuando puso un pie se sitio la reina y señora al fin saldría de ese lugar donde su padre recolectaba pescados, odiaba esa vida y ahora no iba regresar, jamás va morir pobre.

Lionetta se abrazó sosteniendo aquella taza de te, mirando las montañas, tan solo nos días se despejo de todo aquello, necesitaba espacio, no iba a huir, pero si necesitaba pensar con claridad las cosas.

Le pido Alonzo que se encargara de anejar sus acciones y que evitar comentar donde estaba. Lo único que necesitaba por el momento era paz, y que su conciencia quedara tranquila.

Si ese hijo de Greta era de Aurelio iba dejar de pensar en él, así como mintió sobre que se cuidaban como la idea de que le dirán un hijo eran unos completos locos, era mejor estar lejos de ellos

Y eso empezaría hacer.

Te Quiero a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora