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—¿Cómo te has sentido aquí? Supongo que regresar te ha caído bien.

—Si un poco, aunque admito que volver al horario de antes es algo incómodo, pero no imposible, no sé si me explico, aun llevo un mes aquí, ha pasado mucho. —comento la joven cortando un poco de pan.

Lo llevo a la boca saboreándolo ante la mirada de Aurelio que bebía su café, ella sonrió y dejo que la punta de su lengua limpiara un poco de mermelada. Este por su parte casparreo un poco limitándose a continuar con su desayuno.

Lionetta había traspasado un poco más de ese flirteo, y Aurelio era cómplice de ello, solo que la joven no sabía los planes que pronto serian revelados y que para ella sería una encrucijada, miro al tío que estaba leyendo el periódico y como estaba un poco tenso ante la decisión de Aurelio.

—Creo que termine, iré a montar con Alonzo, quedo en venir y daremos un paseo por ahí—dijo ella con cierta insinuación y provocación ante Aurelio.

—¿Alonzo? Vaya parece que su empresa se maneja sola—comento él.

—Bueno no todos se matan en la oficina, además Alonzo es joven es mayor que yo pro solo tres no es mucho, además estado pensando en estos días, darme la oportunidad de conocerlo—dijo ella ante la tos que provoco del tío. —¿Te sientes bien?

—Estoy bien, bueno no pensé que te agradara, no querías un compromiso con él, habías dicho si mas no recuerdo.

—A eso, bueno hemos estado hablando por teléfono y parece que ha despertado mi interés en mí, es soltero no querías eso tío.

La cara del patriarca se puso seria, miro Aurelio que no dejaba de ver a Lionetta.

—Bueno creí que no querías nada con él.

—Si eso era antes, ahora no lo sé, uno es cambiante tío, creo que pensare sobre si debo dar ese paso, al final de cuentas somos libres y podemos hacerlo, iré a cambiarme, provecho—dijo ella levantándose de la mesa.

Aurelio apretó la taza con fuerza siguiéndola con la mirada, ¿A que jugaba ella? Lo primero que había advertido y lo primero que, hacia ella, provocarlo con el imbécil de Alonzo Galli, miro a su tío y este suspiro, agradecía que no estaba Greta había ido a sus prácticas de yoga.

Se puso de pie también, limpio su boca lanzando la servilleta en la mesa.

Lionetta se detuvo cuando vio el mensaje de Alonzo se retrasaría una hora, estaba haciendo unos pendientes que lo agarraron en el camino, y claro el joven Galli contemplaba los ojos azules de aquella rubia mientras chupaba toda su polla.

Solo se limitó a responder que estaba bien y lo esperaba en las caballerizas, lo cual hizo Lionetta.

Se recargo en el barandal observando a Cayetana cuando fue interrumpida con brusquedad, sus ojos cafés vieron el enojo en Aurelio.

—¡A que juegas! —reclamo él.

—¿Disculpa? No te comprendo, además porque me tocas así, nos pueden ver y harán preguntas, no me agrada eso Aurelio.

—Entonces dime que mierda viene Alonzo hacer.

—Lo que dije—comentó ella molesta—Vamos a montar, o es que es un delito que quiera montar con Alonzo.

—Me vez la cara de pendejo, crees que lo tengo.

—Bueno si te sientes así, no es mi asunto—dijo ella dándole la espalda.

Lionetta, no le gustaba que Aurelio se sintiera dueño de ella, pero también sabía que ella se lo había ganado esos coqueteos e insinuaciones terminarían de cansarlo y pedir más, pero ella fue clara, cuando fue a su habitación, pudo tomar su propuesta y no jugar a los noviecitos de secundaria.

Te Quiero a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora