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Aurelio no se haya de ninguna manera, la usencia de Lionetta lo estaba volviendo loco, tres semanas desde que se fue de la casa, era imposible que se fuera, tampoco la vieron salir de Portolo.

Quería golpear todo a su paso, sin ninguna noticia de Lionetta.

Su tío lo observo negando su sobrino había perdido la cabeza por la joven Pastral, estaba completamente enculado por ella.

—Si vas decirme algo, dilo de una vez, porque no me gusta cómo me estás viendo.

—Y como debería hacerlo, cuando no dejas de pensar en Lionetta y concentrarte en tu divorcio, sabes lo que dirán todos, ahora que Greta se le empiece a notar el embarazo.

—A mí que diablos me va importa si se le nota o no, fui caritativo, con ella, le estoy dando algo por el tiempo que estuvimos casados, sé que por derecho le corresponde, no soy un santo le fui infiel, lo de su hijo es punto y aparte, le daré lo que le corresponde por ley.

—Un Bianchi jamás se divorcia Aurelio se toma una esposa para toda la vida.

—Bueno voy a remediar eso.

—¿Y crees que Lionetta lo va aceptar?

—Lionetta será mi mujer si me hubieras tomado en cuenta desde la primera vez en vez de poner Elsemo en esto.

—Elsemo jamás rechazo la propuesta, desde el primer momento lo acepó y esperaría paciente a la joven que fuera mayor de edad, fueron años Aurelio que tu hermano rechazo cualquier mujer, amante, no sé qué demonios eres tú, no somos unos perros en busca de otro hueso.

—No se te olvide que fuiste tú con Greta en que cogiera a Lionetta.

—sí, pero no que te empelotaras con ella, es muy joven para ti.

—Vamos no seré el primer Bianchi que toma una mujer que le dobla la edad, ya déjame en paz con eso, me divorciare en tres meses seré oficialmente soltero. Y no me salgas que es joven porque si arreglaste un compromiso con mi hermano no te sale la moral en decirlo. —dijo con sarcasmos.

—Eso da gracia —reprimió el tío.

—Y que debe hacer amargarme como tú, vamos Grata la está pasando bien me preocupa Lionetta y sabes el porqué. Mi ex mujer no tiene nada de que quejarse.

Greta aventó el teléfono era la octava vez que Alonzo la mandaba al buzón de voz, tampoco en la empresa estaba, sabía que se estaba escondiendo, se mordió el pulgar con fuerza, no podía dejarla con esto, no deseaba al bebe, no iba a tenerlo si no lograba tenia tan solo dos semanas para decidir tenerlo.

Todo lo perdió por estúpida, ni Aurelio ni Alonzo querían saber de ella.

Se encajó las uñas en su vientre furiosa.

Tampoco podía quejarse de Aurelio, le daría una jugosa cantidad, mientras que Alonzo no iba a dejarla con ese encargo sola.

Mientras otras no sabían que harían con su vida Lionetta no dejaba de ver las dos líneas de la prueba de embarazo, era imposible no podía estarlo.

Como pudo ser tan descuidada.

Pensó una y otra vez donde pudo quedar, se golpeó la cabeza, pero trato de mantenerse tranquila. No sería la primera ni la última.

Se dejó caer en la orilla de la cama, sin dejar de ver la tira, todas esas semanas como no iba aquedar pensó ella.

—No te ahogas porque sabes cómo fue el salto Lionetta ¡HAAAA!

Te Quiero a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora