Lionetta se pasea en su pura sangre Cayetana, extrañaba mucho su yegua, es una de las cosas que tanto se arrepiente en dejar, todo por la ocurrencia de un matrimonio.
Por las cosas que Blanca le puso al orden Emir Toscano se había casado y eso lo dejaba fuera de ecuación, porque de no ser así, seguiría insistiendo su tío, pero todo indicaba que la flecha apuntaba al mismo Alonzo Galli, realmente no niega que se puso mucho mejor, pero su soberbia lo hacía ver desagradable, no lo ve como prospecto y no duda que su llega empezara las propuestas de matrimonio.
¿Acaso el matrimonio debe ser un requisito?
Aún tiene el dolor y ese resentimiento de su ex novio, el hombre que ella misma había aceptado para estar el resto de su vida, claro hasta que la cabeza se le calentó y perdió todo por unas piernas, esperaba que eso le aprovechara.
Su cara de satisfacción al decirle quien era relamen y como el maldigo para intentar algo, sabía que no podía tener un amor sincero sin necesidad de que su apellido sea una fracción numérica para llenar el bolsillo.
Así que comprendido y aunque no quiere admitirlo, las palabras de su tío, debes casarte con alguien de tu misma posición no más bajo a tus recursos monetarios, y es que el dinero movía todo, sobre todo las influencias, pero de todos Alonzo Galli, no le agradaba le rompió el corazón a su mejor amiga y gracias a eso, ella termino su amistad y jamás volvió a saber nada de ella.
Esperaba que respetara su decisión de negarse a un compromiso con Galli, no se mira siendo su esposa mucho menos parirle un hijo. Debería volvieron a retomar una maestría y con ello su empresa el legado de su padre.
Se sintió observada y bous aquella sensación ante esos ojos azules que estaba relajado sobre el barandal del segundo piso. Detallo de cabello oscuro y sin descaro alguno mostrando su torso desnudo, Lionetta se cubrió la frente de los rayos del sol, continuando la vista hacia el hombre que este se mantuvo fijo en ella.
Aurelio Bianchi quien la observaba mientras ella montaba su caballo, se contempló en cada detalle de la joven su cabello haciendo revuelo y como sus piernas se desnudaban ante aquel vestido blanco con flores amarillas de tiras y más llamo su atención sus tetas rebotando ante la pura sangre, pero si así montaba no quería imaginar cómo podría montar esas nalgas en otra parte, sonrió como estúpido disimulando una breve erección.
Y eso le llamo más la atención, no debía, pero quien se enteraría, ya era totalmente legal la joven Pastral.
No debería ni verla, mucho menos de una manera como mujer, era Lionetta Pastral, la chiquilla que el vio crecer hace años, y que ahora no tenía nada de inocencia su rostro, su rebeldía de aquel viaje cambio por completo, sonrió con descaro hasta podría decirse con seducción ya que la joven daba pequeñas vueltas en su cabello sin dejar de verlo.
¿Lo reta? Pensó Aurelio era gracioso.
Si antes iba ser una belleza hoy no tenía dudas de que lo fuera y claro las palabras de Alonzo pican en su cabeza, la hembra se ve buena para semejante imbécil.
Así que solo regreso para ser un foco de atención ante los hombres de cada familia acaudalada, y claro quien no sea esposar a Lionetta Pastral.
Detuvo a su yegua, ahora quedando frente al hombre, Lionetta no se deja intimidar, tiene carácter para hacerlo y eso provoca curiosidad de Aurelio que sostiene por igual. Aurelio la recorrió con más descaro y ella se dio cuenta de esa mirada sobre sus piernas se inclinó un poco dejando ver la línea de sus pechos, acariciando a su yegua, tal vez una leve provocación, no era tonta la estaba escaneando por completo sin inmutarse y porque no mostrarle que no se intimida por ello, puede ver, pero no tocar, si no fuera por la misma Greta quien cortara aquel duelo de miradas.
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Te Quiero a mi Lado
Historia CortaElla lo tenía todo, fue su amor de adolescente pero solo fue eso, creció y se enamoró como cualquier mujer, su relación termino y decidió regresar a Italia, solo que no contaba con la proposición de Aurelio sobre su mujer, quien no podía concebir, l...