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Lionetta se movía de un lugar a otro, para no estorbar parece que la cena fiesta de bienvenida no sería nada sencilla sino ostentosa, rodo los ojos como Aurelio la mirada y este parecía decidido en seguir el juego de miradas, ella solo le dio por su lado y jugo con su cabello.

Pero la voz de Alonzo la hizo girar para darle a tención al invitado. Algo que Aurelio se quedó como estúpido observando mientras su mujer le indica que servilletas poner en las mesas.

La joven castaña solo sonrió amablemente por obligación, no le interesaba en lo más mínimo una conversación con Alonzo Galli, mucho menos lo que pudiera escupir de su boca. Pero si podía hacer otra cosa, lo haría para callarlo.

Las palabras de su tío sobre ver sus horizontes sobre el joven Galli y ver si podría concretar un compromiso a futuro, y eso de futuro era nada menos que en meses y antes de terminar el año casada.

Estaba cansada de eso, aun podía recordar al imbécil que jugo con su amor, y se preguntaba porque a los hombres les gustaba las zorras, que había malo en las que se daban a respetar, pero parece que sus instintos primitivos de esos salvajes les pica la polla por sacarla al aire como si el pantalón les estorbara por completo.

Los ojos miel de Alonzo la recorrieron y noto el hemos besito de satín aperlado que dejaba ver marcados sus pezones, Lionetta no usaba nada de sostén como estaba acostumbrada la etiqueta de esta fiesta, al contrario, ella lucia ese vestido con una abertura en su pierna, mostrando demasiada carne para cualquier cazador.

Y eso fue una de las cosas que ella decidió cambiar, si a los hombres les gustaban zorras porque no ser una y solo pasarla bien, nada en serio, además quien se casaría con veintitrés años y en meses parir un hijo, ella descarto esa posibilidad, además sabe que ser la única del linaje Pastral debe dar un heredero tal vez a los cuarenta cuando haya vivido lo suficiente y si es que le apetece el marido dejarse embarazar.

Sonrió y chasqueo los dedos que su mirada estaba en sus ojos no en otra parte, Alonzo solo sonrió apenado por ser descubierto viéndole las tetas.

La chiquilla Pastral cambio mucho demasiado, se preguntaba si ya había chupado pollas con esa boca, y rasco su cabello negro acto que Lionetta pensó que lo había descubierto viéndola de más.

—Parase que será una gran fiesta, ¿No lo crees? —Lionetta dio un vistazo y si como siempre los Bianchi hacían eso, quedar bien con los demás.

—Lo casual—solo se limitó y tomo una copa que el mesero ofreció.

—Bueno, espero que nos divirtamos un poco, ¿Qué dices? Y ponernos al dia con todos.

—Bueno no hay mucho que decir, de mi parte nada que desee compartir.

—Estaba pensando...

—Me disculpas tengo ganas de ser pipi—comentó ella interrumpiéndolo, realmente se mentalizo que a petición de su tío tratar bien Alonzo y si le agradaba tal vez ir a los viñedos y coger un poco, pero solo hasta ahí, pero su sola voz le chillaban los oídos.

Alonzo asintió sintiendo como un imbécil y siendo rechazado por la Pastral, dejo su copa y camino furioso hacia el gran patriarca de los Bianchi, este por su parte pensó en lo que Greta había dicho y no era mala idea, pero como juntar a ese par y que todo salga tan natural.

—Debemos hablar señor Bianchi—comento Alonzo que no se miraba nada contento.

—Pasemos a mi oficina también necesito comentarte algo.

Te Quiero a mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora