1655 [Charlos]

Sentimientos reemergentes

—Pero por favor no me vayas a funar por lo que te voy a contar—mencionaba Charles hacia su mejor amigo Pierre, luego de haberlo citado en el restaurante del hotel para desayunar juntos y aprovechar para desahogarse un poco.

—Más funado no podrías estar al haberte enamorado de Carlos, Charlie.—respondió el francés.

—Precisamente se trata de eso.

—Charles...—mencionó el piloto de Alpine adquiriendo un semblante serio.

—No es algo malo, al menos no lo creo.

—Eso espero.—mencionó sonando autoritario.

—Déjame contarte, ¿sí?—pidió el monegasco recibiendo un asentimiento por parte del contrario—¿recuerdas que te dije que no sabía qué diablos había visto en Carlos?

—Ajá.

—Y es que sí, en las vacaciones era como, ¿por qué me enamoré de él si el sujeto es un egocéntrico, inmaduro y confundido?

—Es que sí lo es, ¿pero y luego?, ¿qué averiguaste?—preguntó recargando ambos de sus codos en la mesa mientras apoyaba su barbilla en sus dos manos juntas.

—Pues ahora que he vuelto a convivir con él, con tan solo dos días, me he dado cuenta porqué me gustaba.

—¿Y por qué te gusta?

—Gustaba—aclaró—aunque no sé—dejó de hablar por un momento perdiendo su vista en el croissant que tenía en frente—Es su forma de ser, me conoce tan bien que sabe cómo tratarme, ¿sabes?. Siempre trata de hacerme sentir bien, elogiarme, y a veces percibo que me prioriza por encima de todo, incluso por encima de él mismo.

—Eso debe hacerte sentir especial.

—¡Exacto!, porque también está el hecho de que solo a mí me trata así, veo cómo convive con el resto de sus amigos y su forma de interactuar con los demás no tiene nada que ver con la mía, y el que yo reciba un trato especial de su parte pues obviamente me hace sentir muy bien.

—Es que es lo que no me gusta—mencionó una poco molesto—que por medio de sus acciones demuestra una cosa, pero luego va y te dice otra, un no entender a ese hombre.

—Ni yo lo hago, jamás lo hice a pesar de mis múltiples intentos. Y tengo esta corazonada, mala corazonada, que si las cosas siguen así, va a terminar gustándome de nuevo.

—Ay no Charles, todo esto es culpa de Carlos, insisto, pero por favor no caigas de nuevo, si no, te juro que te doy la arrastrada de tu vida por todo el paddock.—amenazó el francés provocando una risa en su amigo que hasta el momento se había mostrado serio.

La clasificación, a diferencia de las prácticas, no resultó ser tan buena, o al menos para Charles, que solo buscaba primeros lugares esta temporada.

Pero tuvo que fingir emoción al ser su compañero quien se quedara con la pole, mientras él largaría desde la misma línea en segunda posición.

—¿Recuerdas que vimos juntos la primera parte de esta película?—cuestionó el madrileño, quien se hallaba en la habitación del menor, sentado junto a él con los platillos que habían ordenado en servicio al cuarto y que pretendían acompañar con una buena película.

—Claro, la primera parte se llamaba "Misterio a bordo", ¿no?

—Justo es esa, ¿qué dices?, ¿vemos la segunda?

—Me parece bien—comentó el ojiverde quien hallaba curioso esa contrariedad existente entre él y Carlos. Mientras el español no podía repetir una película y siempre veía nuevas, él solo podía ver los mismos filmes de confianza por temor a desperdiciar su tiempo viendo algo que no pueda llegar a ser bueno.