Long Live

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El ojiverde se montó en su monoplaza, no pudiendo parar de llorar por la inmensa ola de emociones que atacaban su mente.

Se integró a la vuelta de formación, teniendo a Carlos por detrás, no evitando verlo por el retrovisor y sentir aún más húmedos sus ojos, ¿cómo es posible que estuviera pasando esto ahora?

No hallaba cómo sentirse, si bien Carlos aún no daba alguna declaración, su corazón tenía el presentimiento más grande de que lo que le impidió decir eran aquellas palabras que toda su vida quiso oír.

Pero lamentablemente su órgano vital no le daba respuestas, ¿qué haría?, ¿cómo reaccionaría ante la inminente declaración que se aproximaba dando enormes pasos para llegar a desatar un huracán en su vida?

¿El huracán del amor o de la perdición?

Esa interrogante era lo que lo mantenía desconcierto.

—Charles, vas demasiado lento, Carlos lleva mucho mejor ritmo que tú, se le ha solicitado rebasarte pero se ha negado, él quiere verte victorioso hoy, defenderá tu posición hasta el final—habló por el radio su mecánico.

—"¿Quiere verme triunfar hoy?"—se preguntó en su mente haciendo más acuoso el contorno de sus ojos, dejando liberar aún más lágrimas.

El ojiverde obedeció, mejorando su velocidad, logrando sacar cierta ventaja de su compañero quien parecía librar la batalla de su vida defendiéndose del piloto 44 de mercedes.

—Vamos Charles, P1 por favor—habló de nuevo su ingeniero.

—¡Vamos!—dijo decidido.

La carrera se mantuvo firme varias vueltas más, siendo liderada aún por ambos pilotos de Ferrari, si hacían un 1-2 hoy Charles no lo pensaría más y se lanzaría a besar a su compañero en cuanto se encontraran.

Qué mejor forma de por fin vivir el momento más esperado de su historia que ganando juntos, en su cumpleaños, uniendo sus labios frente a una multitud enloquecida.

Esa idea motivó al ojiverde a presionar aún más, ya estaba, escucharía a su corazón y amaría a manos llenas a Carlos.

—Carlos, nubes grises en las vueltas dos y tres, ya ha empezado a llover—anunciaba su ingeniero.

—¿Llegará más?—preguntó rápidamente concentrándose en su carrera.

—Se espera lluvia total en quince minutos.

Y diez pasaron y el agua seguía asomándose cada vez más por la pista, dificultando el proceso de manejar.

—¿Cuánto hace falta?—preguntó el moreno rogando porque la carrera estuviera a punto de finalizar.

—16 vueltas, ¿quieres cambiar a full wet?—preguntó el mecánico del español.

—Aún no, ¿Charles cuáles tiene?

—Lleva varias vueltas con inters, es igual de terco que tú—comentó sacándole una sonrisa, estaban predestinados a estar juntos—dice que está corriendo la carrera más importante de su vida pero no precisamente por el deporte.

La declaración por la radio provocó un sentimiento profundo de ternura en el español, logrando hacerle llorar.

—Choque en la curva 5, Ocon se ha estrellado—anunció—habrá safety car, rápido entra a boxes a cambiar de neumáticos.

El moreno obedeció, desviando su camino hacia el pit lane, encontrándose con un enorme aglomerado de carros que también aprovechaban la oportunidad.

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1655 [Charlos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora