Don't Start Now

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—¿Entonces qué harás si Carlos decide aparecerse por aquí?—preguntó el francés luego de enterarse de la petición del compañero del ojiverde—¿le vas a hablar?

—Honestamente no lo sé—comentó el menor recorriendo visualmente el club al que recién habían llegado, esperando no encontrar al mencionado—¿sabes qué?, no, no lo haré, pretenderé que no lo he visto—respondió decidido luego de haberlo meditado.

—¡Pero cuánta determinación oigo en tu voz!—mencionó sarcástico—vemos Charles, vemos.

El monegasco se lo tomó personal y parándose frente a su amigo, lo tomó del hombro para decirle—las pendejas tropiezan con la misma piedra, las cabronas las fumamos.

—Pero si tú tropezaste como treinta mil veces—comentó el francés echándose a reír provocando una mirada aniquiladora en su contrario.

Posteriormente ambos se reunieron a los pilotos que ya se encontraban disfrutando de la noche, acercándose especialmente a los Red Bull.

—¡Charles!—habló Checo cuando el par de amigos se acercó a saludar—justo estábamos hablando de ti, Max cree que tú y Carlos deberían terminar juntos pero yo le digo que no, que por fin llegó tu hora de zorrear.

Los pilotos de la escudería del toro rojo eran los únicos, además de Pierre, al tanto de la sinuosa relación que llegó a existir entre Charles y Carlos. Siendo que el menor de ellos los puso al tanto en cuanto empezaron a cuestionar su repentino distanciamiento.

—Es que yo pienso que Carlos debería redimirse y así puedan estar juntos, hacen una muy linda pareja—comentó Verstappen.

—No le hagas caso Charlie, el pendejo de Carlos ya tuvo su oportunidad, fuiste demasiada cheve para alguien que no sabe pistear.

—Dios mío, tengo que poner eso en mis historias—respondió el monegasco mientras sacaba su celular.

—Pero no te preocupes, si Carlos aparece por aquí, nosotros te respaldaremos—comentó el neerlandés—sé lo incómodo que puede llegar a ser cuando no están en los mejores términos.

—Tampoco vamos a ser tus niñeras Charlino—intervino el otro piloto de Red Bull—al contrario, hoy te empedas porque te empedas—mencionó el piloto mexicano que era el único que ya estaba entrando en ambiente.

—Ya ves Charles—comentó el piloto de Alpine abrazando por el hombro a su amigo—aquí todos te queremos mucho, ya no serás juzgado nunca más, sé tu mismo—finalizó sacando una gran sonrisa de su contrario.

—Sí, sí, sé lo que quieras ser, sé una Barbie Girl, o lo que sea—intervino Checo—pero hoy te toca ser una bellakita, ajua—dijo alzando su trago.

Y conforme la noche avanzó, todos los pilotos cumplieron con su palabra, hallándose la mayoría en un severo estado de ebriedad.

—¡CALLEN ESA MADRE!—gritó repentinamente el monegasco.

—¿Qué te pasa Charles?, ¿de qué hablas?—preguntó el piloto francés no comprendiendo a lo que su amigo se refería.

—Escuché a un hombre hablando—aclaró el menor provocando una risa en todos alrededor.

—Tengo una idea buenísima—habló en esta ocasión Checo—cuando Carlos y Lando lleguen, si es que lo hacen, en lugar de andarnos escondiendo, hay que ir a confrontarlos.

—Aquí no es México Checo, no todo se resuelve a golpes—le respondió su compañero.

—No hablo de eso, aunque estaría chingón—dijo considerando la idea—hablo de un tipo enfrentamiento de baile, como la película de lo agentes que se hacen pasar por dos hermanas.

1655 [Charlos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora