Luego de regresar de la casa de Emma, mi padre ha estado menos estricto, tanto que me han devuelto mi teléfono y por fin pude comunicarme con mis amigas después de estar diez meses sin saber de ellas —Bueno, cuando estuve con Emma pude comunicarme con Livia la cual sigue disculpándose por causarme problemas con mi padre—, tal vez mi padre me levanté el castigo en esta semana ya que estoy a punto de cumplir veinte años.
Aunque el castigo es absurdo, soy mayor de edad hace casi dos años.
—¿Puedes ayudarme en algo? —me pregunta Eduardo haciendo que pause la película que estoy viendo.
—No puedo —espeto antes de reanudar mi película.
—Si me ayudas te juro que haré lo que me pidas —dice y sin pensarlo dos veces me giro para mirarlo.
Eduardo es mi hermano menor el cual cumplió sus dieciocho años hace unos meses, ahora mismo papá lo está instruyendo para que ocupe su lugar como cabeza de la mafia.
—¿Qué quieres? —me pongo de pie y entrecierro mis ojos esperando lo que va a pedir.
—Ven conmigo a un lugar.
—Eso no me agrada —digo—. ¿Qué quieres que haga?
—Voy a encontrarme con alguien, pero quiero que tú me acompañes para que no sospechen nada.
—¿Me vas a prostituir? —me cubro mis pechos con aparente asombro.
—Estás loca —dice—. Me encontraré con una amiga tuya.
—¿Cuál? —bueno, solo tengo dos amigas, así que la respuesta es fácil, si no es Livia es Serena.
—Livia —susurra el nombre y una sonrisa curva en mis labios.
—No iré —bromeo.
Obviamente iré y más porque podré ver a Livia.
—Puedo hacer que papá te deje salir sola.
—¿A qué hora nos vamos?
—Después del almuerzo, debes decirle a papá que quieres ir de compras por tu cumpleaños o algo así.
—¿Por qué quieres que vaya? Tú puedes salir sin compañía.
—Como si papá fuese a permitir que me encontrara con la hija de unos de sus trabajadores.
Buen punto. Eduardo, al ser el heredero, debe casarse con una mujer que esté a su nivel según papá. Aunque esta ley es para los tres. Emma se casó con Alonzo quien es un asesino de primera.
Yo seguramente me casare con un hombre de un rango medio porque mi padre aun cree que no soy virgen, lo que hace que haya perdido valor.
—Sabes que ella es mayor que tú, ¿verdad?
—Por un año —tiene razón—. Ya soy mayor de edad, entonces puedo salir con ella.
Serena es la mayor de todas, mientras que Livia sólo tiene diecinueve años, lo que me hace a mí estar en el centro de ambas.
ESTÁS LEYENDO
El Contrato. © [EN PROCESO]
RomanceTercer libro de la serie amores de la mafia [EN PROCESO] Crecer como la hija de uno de los capos de Italia solo tiene una ventaja -tener un matrimonio asegurado-, y para mí no es una ventaja porque tener matrimonios concertados solo te convierte en...