Me gusta mucho cuando Ale está conmigo, disfruto mucho su presencia. Con él todo se siente demasiado real, es como si de verdad estuviera sintiendo algo por mí, así como lo siento yo por él.
Su nivel de atención hacia mí es más de lo que puede pensar que tendría. Crecí creyendo que los hombres como él no dan afecto, solo te follan y te mantienen para que le des herederos, pero con Ale todo ha sido diferente.
Ya cumplí dos meses de estar aquí y si me dieran a elegir retroceder el tiempo para casarme con otro hombre, no tomaría esa oferta o tal vez retrocedería el tiempo e intentaría saber más de Alessandro para que así nuestra relación hubiese fluido desde un inicio.
La familia y los amigos de él me han acogido de una manera increíble, han tratado de llenar los vacíos que hay en mí desde que me mude, pero en esto soy muy egoísta, por más que estén junto a mí y me hagan sentir bien, no van a llenar eso. Creo que el lugar de mi hermana, mis amigas y mi madre jamás podrá ser reemplazado.
No digo que no valore sus esfuerzos y me sienta más que agradecida cada vez que llegan al apartamento o me invitan a sus casas o alguna salida, porque lo disfruto mucho, más de lo que posiblemente debería.
—¿Vas a tu clase hoy? —pregunta Ale cuando sale del baño.
Recorro su cuerpo con mi mirada y mis pensamientos son rápidamente reemplazados por deseo. Lleva una toalla envuelta en su cintura y su pecho descubierto dejando a la vista todas sus cicatrices.
—¿Gina irá contigo? —pregunta—. Bianca le dijo a Tomasso que hoy tendrían una salida, ¿es la clase de yoga?
No puedo prestar atención a sus palabras, ni siquiera encuentro alguna respuesta a sus preguntas. Todo su delicioso cuerpo está a la vista y mis manos pican por tocarlo.
—Quieres follarme, lo sé, pero no se va a poner aunque yo también quiera abrirte las piernas y comerte el coño.
—Voy a ir con ambas, aunque después acompañaré a Blanca por unas cosas que necesita.
—Federico y Leila van a acompañarlas, Bianca también lleva seguridad.
—Sí, ¿vas a estar en tu oficina?
Hace un par de semanas lo acompañé a la oficina que tiene en un edificio en el centro y no pudimos hacer muchas cosas, ya que fuimos en la noche y solo follamos hasta que nos dio la madrugada.
—Sí, ¿quieres venir?
—Sí, cuando termine con Bianca pasaré y me quedaré contigo para que regresemos juntos.
—Eso me gusta. Terminaré todo antes para poder tenerte sobre mi mesa un rato.
—No lo creo, mi periodo puede llegar hoy —le recuerdo.
No me hice ilusiones este mes, tal vez tampoco haya sucedido y tendré que seguir esperando e intentándolo hasta que podamos lograr lo que ambos queremos.
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El Contrato. © [EN PROCESO]
RomansaTercer libro de la serie amores de la mafia [EN PROCESO] Crecer como la hija de uno de los capos de Italia solo tiene una ventaja -tener un matrimonio asegurado-, y para mí no es una ventaja porque tener matrimonios concertados solo te convierte en...