5. Genio

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Thomas y yo disfrutamos de una encantadora cena en un restaurante con estilo rústico en SoHo. La noche fría, con las luces de la ciudad reflejándose en las ventanas, creó un ambiente romántico. Compartimos una botella de vino tinto y platos de pasta deliciosos. Vestido elegantemente con una camisa azul y chaqueta negra, Thomas me miraba con ternura mientras acariciaba mi pelo.

- ¿Cómo fue tu día, cariño? - preguntó, tomando mi mano.

- Bastante bien, ocupada en el trabajo. - le conté, sonriendo. - ¿Y tú?

- También bien. Tuve reuniones importantes y cerré un buen trato. - dijo orgulloso.

- ¡Qué bien, amor! Me alegro mucho por ti. - felicité, dándole un beso en la mejilla.

- Gracias, preciosa. ¿Qué tal te va con la banda? - preguntó interesado.

- Muy bien. Estoy encantada con mi nuevo puesto. Es un reto, pero me gusta. - respondí entusiasmada.

Le compartí detalles sobre Sophie, George y mi amistad con Nicholas, omitiendo el nombre de Matt. Thomas escuchaba atentamente, aunque noté que fruncía el ceño al mencionar a Nicholas. A pesar de los celos que sentía, accedió a conocer a mis nuevos amigos.

Después de la cena, paseamos por las iluminadas calles de SoHo, hablando sobre planes futuros y el crecimiento de nuestra relación. Al llegar a casa, fuimos a dormir, ya que Thomas necesitaba descansar tras una semana intensa. El fin de semana lo dedicamos a ver "Friends", a pesar de no ser su serie favorita. Disfruté de su risa mientras abrazábamos en el sofá, pero no pude evitar recordar a Matty y sus historias. ¿Por qué pienso en Matty Healy en este momento?


El lunes por la mañana, el sonido del despertador interrumpió mis sueños. Me estiré y bostecé, notando el calor reconfortante de Thomas a mi lado. Al verlo dormido, con el pelo alborotado y la boca entreabierta, le di un beso en la frente antes de levantarme con cuidado para no despertarlo. Me envolví en una bata de seda roja, un regalo de aniversario de Thomas, y me dirigí al baño.

Bajo el chorro de agua fría, lavé mi rostro sintiendo un ligero escalofrío. Después, con pasta de menta, cepillé mis dientes saboreando su frescura. La ducha caliente relajó mis músculos mientras reflexionaba sobre el día que me aguardaba.

Al salir, envuelta en una toalla, me dirigí a la cocina y preparé tostadas con mantequilla y mermelada de fresa, café con leche y zumo de naranja recién exprimido. Coloqué todo en una bandeja de plata, una reliquia de mi abuela, y la llevé al dormitorio. Encontré a Thomas absorto en su móvil, revisando correos con una expresión seria, en marcado contraste con su pijama de ositos.

- Buenos días, cariño. - saludé sonriente, dejando la bandeja en la mesita de noche.

- Mmm, qué rico huele. Gracias, amor. Eres un sol. - dijo Thomas, apartando el móvil y sentándose en la cama. Sus ojos azules me hipnotizaban.

- De nada, mi vida. ¿Cómo has dormido? - pregunté, acercándome para abrazarlo.

- Muy bien, gracias a ti. Me encanta dormir contigo. - respondió, besándome en el cuello.

- Y a mí contigo. - admití sonrojada. - Pero hoy tienes una reunión importante, así que no te distraigas. - le recordé, apartándome y colocándole la bandeja en las piernas.

Oh Caroline!  (Matty Healy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora