33. Ramen

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El lanzamiento de "Notes on a Conditional Form" había marcado un antes y un después en la carrera de The 1975. Sin embargo, la pandemia global había sumido al mundo en una incertidumbre que ahora se reflejaba en los ojos de Matty. Su confianza, normalmente inquebrantable, se veía sacudida por una neblina de dudas y desánimo que lo mantenía prisionero en su estudio, luchando contra un bloqueo creativo que parecía insuperable.

Sentía la distancia emocional crecer entre nosotros. A pesar de estar físicamente juntos, la soledad de Matty en su refugio creativo era palpable. Yo, por mi parte, me sumergía en el trabajo con Harry, organizando contratos y castings, intentando mantener una normalidad en medio del caos virtual que la pandemia había impuesto.

Mi disciplina me llevaba a desconectar cada día a las 6:00 p. m., un límite que me había impuesto para no perderme en el trabajo como en el pasado. Pero esa tarde de viernes, con mi cumpleaños a la vuelta de la esquina, decidí que era momento de intervenir en la rutina y tratar de levantar el ánimo de Matty.

Al no recibir respuesta tras llamar a la puerta del estudio, entré para encontrar a Matty en un estado de abandono. El desorden del lugar era un espejo del tumulto en su mente. Un porro colgaba de sus labios, y un vaso de whisky era su única compañía. La imagen era un golpe al corazón, que veía cómo mis planes de celebración se desvanecían.

- Matt - mi voz era suave, pero firme, intentando llegar a él.

- Matty - insistí, acercándome para retirar el vaso de su agarre.

La reacción de Matty fue instantánea, y el whisky salpicó mi blusa blanca.

- Lo siento, cariño - su voz era un murmullo ronco, sus ojos reflejando un remordimiento borroso. - No te escuché.

- Lo noté - respondí, quitándome la blusa manchada. - Iré a lavar esto.

- Lo lavo yo, perdón - Matty se levantó rápidamente, tropezando en su intento de enmendar el error.

- Ve a dormir, Matt, yo lo hago - le dije con una mueca, sintiendo una mezcla de preocupación y cariño por él.

Tomé el móvil y llamé a Nicholas por FaceTime.

- Hola - saludó con una sonrisa.

- ¿Cómo estás? ¿Estás ocupado? - pregunté.

- No mucho, en realidad. Jamie me dio días libres, así que no hay nada que hacer - se encogió de hombros.

- ¿Sabes si Jamie le ha pedido a Matty avances de otro álbum o algo así? - pregunté.

- ¿Qué? No, para nada. De hecho, tuvieron una discusión al respecto. Jamie le dijo que era el momento ideal para que se tomara un descanso, pero ya sabes cómo es Matthew. Le dijo que la única forma en la que descansaría sería componiendo - Nicholas rodó los ojos.

Asentí.

- Sí, pues eso no ha sucedido. Ha estado de mal humor toda la última semana porque no ha podido escribir nada. Solo se la pasa bebiendo y fumando. Al principio del aislamiento estaba más activo, supongo que comenzó a agobiarle el encierro. No lo sé, estoy preocupada - admití.

- Lo sé, nena. Pero no es asunto tuyo. Aunque suene cruel, deja de agobiarte por cosas que no puedes controlar - me regañó Nicholas, y yo asentí.

Decidí seguir su consejo y tratar de mantener la calma, pero no podía evitar sentir un nudo en el estómago ante la situación de Matty. Las preocupaciones seguían rondando mi mente mientras intentaba encontrar una forma de ayudarlo a superar su bloqueo creativo y recuperar la chispa que tanto lo caracterizaba.


Oh Caroline!  (Matty Healy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora