32. Cuarentena

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El incesante zumbido de notificaciones en nuestros móviles era el presagio de un caos inminente. Los aeropuertos, en un frenesí de prevención, cancelaban vuelos uno tras otro, y el número de contagios por COVID-19 escalaba a un ritmo alarmante.

Frente a mi computadora, las llamadas se sucedían en un intento desesperado por conseguir un vuelo para Harry y Leah. La frustración crecía; el tiempo se nos había escapado entre los dedos, mientras afuera, el viento traía consigo un aire denso de preocupación y ansiedad.

- H, la situación se ha tornado crítica - mi voz temblaba al hablar por Facetime con Harry, mientras luchaba por mantener la compostura ante la avalancha de emociones. - Lo más prudente es que permanezcan en casa. He contactado con varias aerolíneas y vuelos privados, pero las fronteras del Reino Unido están cerradas. Nadie entra.

Harry exhaló un suspiro pesado, su rostro reflejaba la gravedad del momento, pero sus ojos aún brillaban con una chispa de esperanza, como faros en medio de la tormenta.

- Leah está al borde del colapso, ayer arrasó con las existencias de cubrebocas y sanitizantes - confesó, intentando encontrar humor en la paranoia. Sus palabras, aunque cargadas de preocupación, aún dejaban entrever su naturaleza optimista, una luz en la oscuridad que nos rodeaba.

Le ofrecí una sonrisa reconfortante a través de la pantalla, deseando poder estar físicamente allí para apoyarlo y compartir su carga.

- ¿Y cómo se tomará el no poder regresar? - pregunté, la preocupación teñía cada palabra, mientras me mordía el labio inferior con nerviosismo, tratando de imaginar la angustia que Leah debía estar sintiendo.

- Mal, sin duda - soltó una carcajada nerviosa. - Pero ya me encargaré de hablar con ella. Ahora, lo que realmente me preocupa es el tour.

- Entiendo tu inquietud, pero mantengamos la calma hasta tener noticias oficiales. Podemos reajustar las fechas iniciales. No te agobies, yo me encargaré de todo - traté de transmitirle serenidad, aunque por dentro, la incertidumbre me consumía. Era casi seguro que The 1975 tendría que cancelar su gira, y el tour de Harry probablemente correría la misma suerte.

- Está bien, me voy a descansar. Caroline, por favor, cualquier novedad, llámame a cualquier hora. Si no contesto, ya sabes que mi línea personal está disponible las 24 horas. Y cuídate mucho, ¿te quedarás en Oxford? - preguntó Harry, su voz cargada de preocupación, mostrando su cuidado por mi bienestar y resaltando la fortaleza de nuestra amistad en momentos difíciles.

- Aún no lo sé. Matty prefiere Cheshire, pero si vamos a estar confinados, quiere estar cerca de un estudio para grabar. Aquí tiene todo lo que necesita, así que probablemente nos quedemos.

Harry soltó una risa, intentando aligerar el ambiente, pero sus ojos reflejaban la seriedad del momento, la sombra de la incertidumbre que se cernía sobre nosotros.

- Dale mis saludos a Matty. Cuídense mucho, por favor. Ya lo he dicho antes, pero la situación es preocupante... - su voz se apagó en un suspiro, dejando un eco de preocupación en el aire. - Un abrazo a la distancia, C.

Con un clic, la llamada terminó.

Me hundí en mi silla, sumida en mis pensamientos. Harry no era el único con el corazón en un puño; la paranoia me asfixiaba, especialmente al pensar en la necesidad de pisar la calle. La imagen de Matty se superponía en mi mente, su rostro reflejando la misma mezcla de miedo y determinación que sentía yo en ese momento.

La pandemia de COVID-19 irrumpió en nuestras vidas, sumergiéndonos en un mar de incertidumbre y preocupación. Aunque Matty y nuestras familias se encontraban en una situación privilegiada, el peso del caos global no dejaba de pesar sobre nosotros. Me sentía agradecida por nuestra seguridad, pero también angustiada por el sufrimiento de quienes no tenían los mismos recursos.

Oh Caroline!  (Matty Healy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora