43. Oportunidad

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Matty:

No sé cuánto tiempo estuvimos besándonos, pero en ese momento, nada más importaba. Las calles de Nueva York a las 2:30 a.m. eran nuestro escenario privado, el único sonido era el de algunas sirenas distantes, como la banda sonora de nuestra pequeña travesura.

- Matt... - Caroline se alejó de mis labios, una sombra de duda cruzando su rostro iluminado por las luces de la ciudad. - No podemos seguir aquí.

Asentí, una sonrisa juguetona asomando en mi rostro. - Si tan solo alguien no hubiera vendido nuestro apartamento, podríamos haber continuado esta... reunión, a una calle de distancia.

Ella soltó una risa, y la vista de sus labios hinchados me hizo considerar seriamente la idea de arrastrarla a un callejón oscuro...

Sacudí la cabeza, intentando despejar esos pensamientos, y saqué un cigarrillo.

Caroline me miró con sorpresa. - ¿Es buena idea invitarte a dónde me estoy hospedando? - preguntó, imitando mi acción y sacando un cigarrillo de su bolso.

- No es buena idea, pero es la mejor que hemos tenido esta noche - respondí, con una sonrisa que sabía que la desarmaría. Con el cigarrillo colgando de mis labios, sabía que esta noche sería una para recordar.

La decisión estaba tomada. Caroline y yo caminamos por las calles desiertas, cada paso resonando en el silencio de la madrugada. La ciudad que nunca duerme parecía haber tomado una pausa solo para nosotros.

- ¿Sabes? - dije, rompiendo el silencio mientras la luz de la luna jugaba con su cabello, dándole un halo etéreo. - A veces me pregunto qué hubiera pasado si...

Ella me lanzó una mirada, una ceja arqueada en ese gesto que siempre me retaba a decir algo más, algo que probablemente debería guardar para mí.

- No lo arruines, Healy - advirtió, retrocediendo con una gracia que desmentía la tensión entre nosotros. Había algo en esa sonrisa, en la confianza de su cuerpo, que decía que conocía cada uno de mis movimientos antes incluso de que yo los hiciera.

- Está bien, hoy mantendré la boca cerrada - prometí con una sonrisa torcida, aunque ambos sabíamos que era una promesa que solo servía para ser rota. Después de todo, ¿qué sería de Matty Healy sin su mordaz comentario?

Llegamos al edificio y, en un impulso, cerré la puerta detrás de nosotros. La acorralé contra la pared y capturé sus labios con los míos, un beso que era tanto una pregunta como una afirmación. No podía detenerme; la había extrañado demasiado, extrañaba la forma en que su aliento se mezclaba con el mío, la danza de nuestras lenguas, la suavidad de sus labios que siempre parecían tener la última palabra.

Mis manos encontraron su pierna, subiéndola para intensificar nuestro encuentro, para perderme en la sensación de ella, aquí y ahora.

Pero Caroline siempre era la que mantenía la cordura, la voz de la razón en medio de mi caos.

- Vamos - dijo, separándose con una fuerza que no esperaba y tomando mi mano, guiándome hacia el apartamento donde se estaba quedando. Su determinación era un recordatorio de que, a pesar de todo, ella era la que marcaba el ritmo.

El Airbnb estaba bastante bien, pero para ser honesto, apenas le prestaba atención. El cuerpo de Caroline frente a mí, con sus largas piernas, era la única cosa que me importaba en ese momento.

- Deja de mirarme así - dijo Cherry sin siquiera voltear a verme.

No pude contener una carcajada.

- Lo siento, no puedo evitarlo - admití con una sonrisa pícara.

Oh Caroline!  (Matty Healy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora