EVAN
si bien la señorita palm y yo estábamos en algo. Nada serio. Pero bueno algo es algo. Estaba parado en el espejo mirandome. Intentando encontrar algo que me quedara perfecto. Hoy sería una de esas lecciones gratis para ella. Me dijo que era virgen. Pero...¡Joder! Es difícil estar en celibato por tanto tiempo. Y más con ese cuerpo que tiene ella.
Ya mandé a mi prima a qué me ayudara con la mesa. Y después que lo hizo se fue. Por algún motivo estaba nervioso. ¿Esto era una cita? Mire la mesa preparada con flores y arreglos. ¿Lo es?
Negué con la cabeza. No puede ser.
Al final me decanté por una camisa blanca de mangas largas y un pantalón de vestir negro. Me acomode el cabello bien. Y luego me coloque una de esas colonias que le gustan tanto a las mujeres.
Y entonces sonó el timbre.
Caminé rápido y abrí la puerta de mi apartamento y casi se me cae la baba al ver a Melissa con un vestido muy provocativo. Sus ojos azules brillaban y su pelo rubio estaba suelto en ondas. Estaba perfecta.
Ella rió un poco al verme. Estoy seguro que tengo una cara de adolescente hormonal.
–Hola, Señorita palm.–Saludé embobado, ella me miró de arriba a abajo, y juro que nada me resultó más sexy que eso.
Se acercó a mi lentamente. Me colocó ambos brazos al cuello y rozó nuestras narices suavemente. Me quedé paralizado al ver sus ojos azules tan hermosos. Y juntó nuestros labios en un beso apasionado. Y luego de un momento se separó.
Pero sin quitar sus brazos de mi cuello.
Y susurró:
–Hola, Señor Evan.–Sonrió dulcemente, y mi mirada calló en el escote de su vestido, y trague fuertemente. La tentación estaba fuerte.–, ¿Me vas a dejar pasar?
Parpadee. Y me di cuenta de que tenía que echarme a un lado para que ella pudiera pasar para mí apartamento. Así que con una sonrisa que espero que allá sido sensual, me hice a un lado. Y ella pasó por mi lado moviendo las caderas provocativamente.
Creo que mini-Evan está desesperado por salir de mi pantalón. Fui hasta ella y la llevé hacia la cocina donde estaba la mesa puesta. Ella se quedó viendo todo con los ojos bien abiertos.
–¿Esto es para mí?–Preguntó anonadada.
Me gusto esa reacción, lo voy a admitir.
–Si, es para ti. Preciosa.–Me acerque y besé su mejilla, y ella sonrió–, ¿Quieres comer ya?
De repente sus ojos se abrieron completamente. Y un sonrojo muy evidente se hizo presente en sus mejillas. Y se veía tan sexy, que por un momento me la imaginé debajo de mí. Con las piernas abiertas. Con ese mismo sonrojo, pero de placer.
Me di cuenta de que yo mismo me estaba torturando. Así que intenté mantener la cabeza fría. He hice una broma para disipar está sofocante tensión:
–¿De que te sonrojas? ¿En qué estabas pensando, Señorita?–Ella se sentó y miró hacia otro lado, como si estuviera avergonzada. Y no quise que se cerrará a mi, así que le dije:–Estas muy preciosa hoy. O mejor dicho está noche.
Vi que se volvió a sonrojar con más intensidad. Y el Sonrojó se extendió hasta sus pechos. Joder. Me va a matar. Y yo no soy bueno soportando las tentaciones que me ponen. Y menos con ese cuerpo que se carga la señorita palm.
–Gracias.–Susurró, mirandome finalmente, con una bonita sonrisa en la cara–, Tu estás muy guapo está noche, mi señor.
Me atragante con la saliva al escucharla decirlo así. Con un tono de picardía y sensualidad. Cómo si me prometiera muchas cosas. Tuve que recurrir a mis frenos mentales, para poder controlarme.
–Bueno, empecemos a comer.
Llevamos rato riéndonos de unos chistes malísimos que me contó la señorita palm. Juro que nunca había escuchado alguno tan malo. Pensé en algo para distraernos. Hasta que la miré y le dije:
–¿Quieres ver una película?
Ella sonrió. Y asintió.
–Si. Porsupuesto.
Y fuimos hasta la sala. Dónde había un sofá enorme. En el que podrían caber como doce personas. Pusimos una película de romance-erótico. Y creo que me arrepentí por qué lo único que podía pensar era en quitarle la ropa rápido a Melissa y hacerla mía.
Pero me controlé. O lo intenté.
Ya que la señorita jugaba con sus manos. Pero lo hacía con mi cara. Desde hace un rato estaba recostada en mi hombro. Así que estábamos muy cerca. Y ahora pasaba sus manos por mis pómulos, luego por mi nariz...y cuando llegó a mis labios se detuvo.
Y yo voltee mi cabeza un poco para verla mejor. Y entonces me encontré con una de las mejores vistas en mi vida. Tenía la mirada oscurecida, y las mejillas rojas. Pero eso no fue lo que captó mi atención. Lo que lo hizo...
Fueron sus pezones erectos. Estaba excitada y no era una fantasía. Y de un momento a otro, ella estaba sentada encima de mi. Ya no sonreía, en cambio me miraba con mucho placer. Se quitó los tirantes del vestido y dejó sus pechos al aire. Déjandome ver esos hermosos picos rosados, los cuales no pude evitar morder con suavidad.
Su cabeza se echó hacia atrás.
Y yo me detuve por un momento.
–¿Qué pasa?–Preguntó con la respiración acelerada. Y los ojos cerrados.
Bese su cuello con lentitud.
–Nada, solo quiero darte tu primera lección.–Le dije y ella abrió los ojos–, ¿Quieres aprender?
Temí por su respuesta. No solo por qué estaba más duro que una piedra. Sino por qué me daba algo de miedo de que ella se cerrará para mí. Y eso me sorprendió en gran manera. Pero lo olvide. Vi que en su rostro hubo duda por un momento. Y pensé que ya no quería hacerlo. Que ya no quería que la tocará. Pero entonces me sorprendió cuando estampó sus labios contra los míos. Y metió su lengua en mi boca sensualidad. Lo cual me dijo tieso de la impresión.
–Claro que quiero.–Susurró–Y más cuando tú eres el maestro.
Oh, está noche sería interesante.
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¡Cómo conquistar a un hombre!
RomanceMelissa trabaja para Evan Fisher, desde hace más dos años, y en ese tiempo a logrado enamorarse de ese hombre atractivo, ella lo ve como una botella de Pepsi cola en el desierto, y el la ve como si fuera solo su empleada, por qué el aspecto de ella...