capitulo 23

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MELISSA

Es momento de que a él señor Evan le de un infarto seguro, Sonia y yo ya estábamos listas, preparadas para la acción. Ella me confesó que también quería ir a ver a Héctor el chico de la discoteca y yo la apoyé.

–¿Ya tienes todo?–Asentí.

–Estoy preparada para seducir a Evan está noche.–Sonreí malévola.

Sonia sonrió malvada.

–Entonces vámonos, fiera.–Y fuimos al lugar.

Al llegar me di cuenta de que mis manos sudaban de los nervios. ¿Que haré? Sonia se dió cuenta de mis nervios y me tomó de la mano, en su cara había confianza y determinación.

–Melissa, estás guapísima, que nadie te diga lo contrario. Te aseguro un mil por ciento que Evan se quedará asombrado al verte entrar por esa puerta, y si no es así, entonces que me den una patada en una teta.

Yo la abrace. No puedo creer que Aunque antes la odiaba ahora era una de mis mejores amigas, le sonreí agradecida.

–Gracias, no sabes cuánto me alegro de que seas mi amiga.–A Sonia se le aguaron los ojos–. Te quiero mucho, bombón.

Está me respondió emotiva.

–Tambien te quiero, burbuja.

Nos llamamos como las chicas super poderosas. Finalmente caminamos hacia el bar, me sentí segura, hermosa y super sexy. No había nada que perder. Era el momento de demostrarle a Evan que era una verdadera mujer.

Entramos, y lo primero que ví fueron luces de colores, música, bebidas, gente de dinero y también sin él. Sonia al instante vio a Héctor y me jaló hacia ellos. El hombre nos quedó viendo a las dos.

–¡Héctor!–Sonia se lanzó a sus brazos y yo me quedé viendo la escena tan romántica.

–Hola, preciosa.–El le susurró confidente.

Las miradas que se deban prometían muchas cosas, amor, y pasión. Sonia me jaló a su lado y nos presentó.

–Hector, ella es Melissa palm mi mejor amiga.–El me tendió la mano.

Y yo la acepte.

–Mucho gustó, melissa.

–Igualmente, Héctor.–Le sonreí.–. Espero que sepas valorar a mi amiga, y no le falles nunca, ¿Ok?

La cara de Sonia se puse roja de la vergüenza, y yo solo lo mire a el seria. ¡No voy a dejar que nadie dañe a mis amigas!

–Lo prometo.–Aseguró este Serio.

–Que así sea.–Asentí sonriendo–. ¡Ya me calló bien!–le dije a Sonia.

Está solo me lajo molesta.

–Hector, disculpa a mi amiga.–Yo la mire indignada–. Habeces es un poco dramática.

Este negó al instante.

–No, no. Es muy divertida.–La miró–. ¿Quieres bailar?–le ofreció.

Mi amiga me miró dudosa, pero yo la empuje para que aceptará. ¡Anda!

–¿Seguro que estarás bien Sola?–me preguntó preocupada.

–¡Claro que sí!–La empujé–. Ve con tu amado y diviértete. Yo estaré bien, no te preocupes.

Está asintió y se acomodó la ropa y el cabello antes de girarse.

–Cualquier cosa, me gritas.–Pidió.

–Si, si. Vete ya.

Y se fue. Los mire desde la distancia. Se veían tan lindos juntos. Sus miradas eran de amor puro. Por un momento nos imaginé a Evan y a mí así. Enamorados. Me sonroje ante tal pensamiento.

Y como si me dijeran voltea.

Ahí lo ví.

Y más guapo que nunca.

Estaba vestido con un traje negro de corbata y camisa, y...¡Por dios! No tengo que decir lo apetecible que se veía, su pelo alborotado y sexy. Pero mi embelesamiento no duró Mucho cuando ví a su acompañante.

La desgraciada estaba radiante. Lucia un vestido gris cortó, que Lucia sus largas piernas. ¡Mierda! Gire la mirada no quería que me vieran. Pero solo me levanté y fui al baño y me ví en el espejo.

Estoy espectacular. No voy a decir que no. Pero Karina también es una oponente fuerte. Me arreglé mi cabello rubio, mi ojos azules combinaban con mi vestido azul rey. Este tenía un escote pronunciado, también tenía una abertura en la pierna derecha. En conclusión se me pegaba a mi cómo un guante.

Es momento de actuar. No voy a ser la misma que dejaba que me humillaran, tampoco voy a ser la tonta que espera que el se lance a mis brazos con una mirada.

No.

Yo seré la que lo va a conquistar.

De una manera, eficaz.

Que no le queden ganas de ver a otra mujer.

Metí todas las cosas en mi bolso y salí disimuladamente del baño y coloque el bolsito en la mesa de sonia, y cuando fui a buscar al señor Evan me lleve la tremenda sorpresa de que ya no estaba en el mismo lugar, sino que estaba en una mesa de billar, la Karina esa a casa rato le tomaba del brazo.

Empecé a caminar hacia el.

Hoy era el momento en el que aunque sea un beso me tendra que dar, o no me llamo melissa palm.

¡Cómo conquistar a un hombre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora