Capitulo 27

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MELISSA

Estoy sentada en la sala mirando la pared de la casa. Puede que no se vea muy interesante, pero en mi mente se debaten varías preguntas que se conectan con un solo tema.

Evan y yo.

Me he levantado más temprano de lo normal. ¡Es que los nervios me consumían! ¡No sé que voy a hacer! ¿Cuando lo vea de nuevo que le diré?

¿Oye, evan pudiste bajarte la erección tu sólo?

Hey, ¿que tal, mi jefe que casi me desvirga?

¡Señor Evan, se me calló la vergüenza en el baño! ¿Me la traería de vuelta?

Sacudí la cabeza, ninguna parece la mejor opción. Tomé mi cabeza entre mis manos. Soy un desastre. Y lo peor es que sólo tengo dos días para prepararme mentalmente. ¿Cómo será nuestra relación en la empresa? ¿Me ignorará? ¿Estará molesto? ¿Me dirá que fue un error? ¡No puede ser!

¡Piensa algo, cerebro!

–Sabia que te ibas a quemar las neuronas pensando en que harías cuando vieras a Evan.–La voz de Sonia se escucha atrás de mí, me voltee–¿Me equivoco?

Yo negué y ella se sentó a mi lado.

–No, no lo haces. Justo en eso estaba pensando.–Suspiré mirando mis manos–No se que voy a hacer, si el me va a ignorar o...–Sonreí sin ánimos–Si me va a despedir.

–¿En serio piensas que te puede despedir?–Preguntó sería–¡Melissa! ¡Te aseguro que en estos momentos lo menos que querría Evan sería alejarte!–Exclamó.

La mire dudosa.

–Lo sé, pero...–La mire confundida–¿Ahora que hago? Nunca me imaginé ni en mis más pervertidos sueños a Evan en aptitud sexual. ¿Que le diré cuando lo vea?

Ella me tomó de la mano y me condujo hacia un espejo. Y me puso delante de este, yo la mire confundida.

–¿Ves lo que yo veo?–Asentí viendo mi rostro en el espejo–Pues, yo veo a una mujer inteligente, que puede manejar sus emociones y que puede defenderse de cualquier cosa.

La mire conmovida. Y luego la abrace. Ella también hizo lo mismo.

–Solo tienes que ser tú, Melissa.–Me miró con cariño y yo sonreí–Ademas, a Evan creo que le quedaron ganas de terminar lo que ocurrió en ese baño.

Me tape la cara con vergüenza.

–¡No lo digas así, sonia!–Le pedí–¡Haces que lo recuerde todo!

Ella sonrió pícara.

–¿Y eso es malo?

–¡Malísimo!

Ella me preparo el desayuno, mientras yo hacia el café. El café era lo único que me salía completamente bien. Después de que comimos, Sonia me tomó del brazo de repente y yo la mire.

–¿Qué pasa?

Ella dió una vuelta alrededor mío con emoción.

–¡Vamos de compras!

Yo también chillé. Para después mirarla.

–¿Y?

Ella se tomó la frente con la mano.

–¡Para comprar ropa!–Aclaró–Necesito ropa nueva para salir con Héctor.

Lo pensé un momento. Unos conjuntos de ropa interior no me caerían muy mal y unos vestidos y unos pantalones, tal vez un bolso y...

¡Cómo conquistar a un hombre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora