capítulo 3

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EVAN

Entré a la oficina y la primera persona que veo, es la menos que quiero ver está en la habitación.

Sonia.

No entiendo como me fijé en ella si, su belleza se ve opacada por su pequeño cerebro...

Ella me saluda coqueta:

–Hola, señor Evan...¿Quiere algún polvo matutino?–dijo insinuandome.

«¡Ni loco caigo en esa trampa de nuevo!»

Respondo cortés:

–No, gracias... señorita jales–digo cortante.

Pero ella se me acerca y pone una mano en mi pecho y me acaricia el pecho mientras acerca su cara la mia en un intento de besarme y yo miro la boca que pone y me entra un poco de asco, porque tiene los labios muy hinchados debido al botox...

–Señor Evan, no se haga que yo se que usted también lo desea–dijo en un intento de sensualidad fallida porque no me provocó para nada.

Entonces llevo su mano a mi entrepierna y yo rápidamente la quite de ahí y entonces la puerta se abrió.

Dejando ver a una mujer con un aspecto horrible, y esa era mi secretaria la señorita palm , la cual nos mira confundidos a los dos.

Y mira a Sonia molesta, y yo se porque.

Se gracias a un chisme que a según yo le gustó a la señorita palm, pero que eso sea recíproco es imposible, pues solo la veo como mi empleada y ni siquiera me inspira un mal pensamiento.

Pero igual es muy buena en su trabajo, no puedo despedirla a pesar de estar enamorada de mi, pues es muy buena en su trabajo.

«¡Ahora tengo que lidiar con dos bestias, Sonia la loca y Melissa alías Frodo! ¡Una pelea de mounstruos!»

suspiré.

Y hable poniendo orden:

–¡Señorita jales, fuera de mi oficina ahora!–dije y la mujer se fue como loca de manicomio.

Y me voltee hacia la señorita palm y dije:

–¡Señorita palm a trabajar!–dije y ella tembló me imagino que de miedo.

Rápidamente se dirigió a el estante a agarrar unos papeles, pero por desgracia su estatura no la ayuda ni un poco.

Entonces se monta en el estante y cuando agarra una carpeta con los papeles y dice:

–¡Eureka!–celebrando y a mi me da risa.

Pero en un instante se resbala del estante y yo corro y la agarro en mis brazos antes de que toque el suelo y se lastime su huesudo trasero.

Y la regaño:

–¡Señorita palm! ¿Acaso está loca? ¡Podría haberse roto algo o hecho un morado! ¡No lo haga la próxima vez! ¿Ok?–le dije molesto muy cerca de su rostro y note como se empezaba a sonrojar.

Esa acción pudo hacerce visto bonita si no se hiciera ese peinado de cebolla tan anticuado, si no tuviera esos lentes de abuela, y esos frenillos. Pero es imposible que cambie así que mejor la bajó ya.

Cuando la puse en el suelo ella habló entre nerviosa y avergonzada:

–L-lo siento mucho, señor Evan, no volverá a suceder...–dijo mientras inclinaba la cabeza.

–Eso espero –dije.

–¡Lo prometo, señor!–aseguró.

–Pues, adiós... señorita palm...estaré de viaje unos días, así que queda a cargo de algunas cosas –dije pensando en lo que le iba a ordenar.

–¡No sé preocupe señor haré lo que sea que usted me diga!–dijo sería.

Y yo sonreí.

Ya sabía que a esta mujer haría cualquier cosa que le ordenará con tal de hacer algo por mi, bueno voy a aprovechar esta situación.

Y le entregué una carpeta y dije con una sonrisa:

–Lo dejo en sus manos, señorita palm–dije y salí de ahí no sin antes escuchar un grito de emoción de la señorita palm.

Suspiré cansado y empecé a caminar por los pasillos, camine y me di cuenta de que todas las mujeres de mi empresa babeaban por mi.

Y me pase la mano por los cabellos en una aptitud coqueta y escuche muchos suspiros ¿Lo ven? Soy irresistible.

Salí de la empresa y me encaminé a mi auto que era un rolls Royce y le quite el seguro al auto y entre.

Rápidamente lo encendí y me dirigí al aeropuerto, a dónde me esperaba mi jet privado y saludé al piloto y me coloque el cinturón de seguridad y me puse unas gafas negras.

«¡Es hora de ir a las Vegas!»

***

Bajé de mi jet privado y me monte en un auto donde el chófer me llevó a mi hotel predestinado y subí a mi habitación, me di un baño, y luego salí hacia la cena de negocios que tenía con Richard black un hombre de al menos unos cincuenta años, el cual es dueño de una compañía de aparatos eléctricos muy famosos.

Entré al restaurante y allí lo encontré y antes de saludarlo apreté su mano y el hizo lo mismo:

–¿Cómo estás, Evan?–me dijo Richard.

–bien...¿Y tú?–respondi cortés.

–¡Exelente, hijo, cada vez me siento más joven!–dijo el señor.

–¡Me alegra escucharte tan contento!

–bueno, solo te diré algo que el negocio contigo lo voy a hacer–dijo el señor con una sonrisa.

Y yo le di gracias a Dios por eso.

–Me alegra mucho saberlo.

Me di cuenta de que no habíamos empezado a comer ¿Será que el estaba esperando a alguien? Y de repente se escuchó una voz:

–¡Papá ya llegué! Perdón por la tardanza–dijo una mujer muy guapa.

Yo la recorrí con la mirada, y ella al verme sonrió pícaramente y yo que pensaba que era un angelito, pero obvio que con ese cuerpo no.

«¡Creo que hoy va a ser una magnífica noche!»

La mujer se sentó al lado de su padre y el nos presentó:

–Evan ella es mi hija, Erika..–dijo y yo sonreí a la chica que bien buena estaba.

Y él siguió hablando:

–erika, hija...el es Evan mi amigo de negocios–la chica me sonrió coqueta.

La chica extendió su mano y yo la agarre y la besé muy sensual.

Al parecer yo iba a disfrutar mi estadía aquí en las Vegas.

¡Cómo conquistar a un hombre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora