· ─ ❨ 𝗽𝗲𝗮𝗰𝗲 ❩
nunca creí poder conocer
algo tan bello como él
Luego de aquel evento tan horrible en el que Ōishi Yasu fuera la burla de toda la secundaria y primer año de su preparatoria, decide irse a otra lo más lejana d...
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Ōishi Yasu había seguido platicando con Hinata Shōyō unos minutos más, pero habían cambiado de tema. Ambos habían tocado un tema profundo que Hinata decidió cambiar para aligerar el ambiente, por lo que estaban riendo debido a las anécdotas del chico sobre el equipo el año pasado.
Al parecer, los ex miembros del equipo de voleibol eran muy agradables, y a Yasu le hubiera gustado conocerlos. Se imaginaba lo difícil que debía ser para ellos tener que afrontar un equipo con personas nuevas, pero era algo que se haría año con año; los de primero eran buenos, aunque Yasu no había tenido el gusto de hablarles mucho.
Ese día finalizó muy tranquilo. El Karasuno había ganado aproximadamente la mitad de los partidos, y los que perdieron fueron muy reñidos. Yasu estaba muy sorprendida de verlos en acción nuevamente, ya que eran buenos y los equipos de Tokio también. Y, por suerte, nadie parecía haberla reconocido, así que se sintió muy tranquila todo lo que siguió del día y se hizo amiga de Akaashi, ya que fue el único que había sido comprensivo con el ser introvertida (los demás eran muy extrovertidos que le causaron un poco de pavor).
Al día siguiente, su hermana Emiko quiso ir a ver los partidos de práctica, así que Yasu le había enviado mensaje a Yachi y ella le dijo que no había problema. Además, así Yasu se sentiría más tranquila teniendo a su pequeña hermana.
Cuando llegaron a la preparatoria Fukurōdani, Yasu fue directo hacia el gimnasio junto a Emiko.
—¡Waaaa! La preparatoria es enorme —le dijo ella, sorprendida. Daba saltitos mirando hacia todos lados para no perderse ningún detalle, lo que provocaba que Yasu sonriera al verla tan feliz. Le acarició el cabello.
—Lo es. Ayer creí que me perdería —se rio, un poco avergonzada. Pudo oír a Emiko reírse también.
—Estoy muy feliz de que tengas amigos y que voy a conocerlos —murmuró con voz cantarina, dando saltitos—. ¡Podré juzgarlos libremente!
—¡Pero Emi! —Yasu sintió sus mejillas arder y le dio un pequeño golpe en el hombro—. No digas eso. Hay que tratar de llevar la paz.
—Oneesan, sabes que mi puño es muy bueno en ocasiones especiales —Emiko le sonrió con malicia, pero era obvio que bromeaba. Yasu se rio y negó con la cabeza.
