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GALINA
—¡TE ODIO!— MI grito se escucho por toda la casa.
Y tras eso intenté cerrar la puerta del cuarto en las narices de mi madre, solo para descargar mi rabia. Sin embargo, Irvette pudo detenerla usando su elasticidad.
—Me da igual.—siseó la adulta, conteniendo la ira que sentía por dentro.—No te teñiras el pelo de platino.—sentenció apretando los dientes.
—¡Pero quiero tenerlo como mi padre!—me quejé como la preadolescente de trece años que era.
—¡Eres muy joven!—no pudo contenerse más y gritó.—Cuando seas un poco más mayor.—trato de disuadirme, haciendo un esfuerzo por calmarse.
—¡No quieres que me parezca a papá porque no quieres que nada te recuerde a él!—escupi con toda la rabia que sentía, estaba harta de que mi madre no recordará a mi padre.
La boca de mi madre se abrió ligeramente y sus ojos quedaron abiertos mirándome con tanto tanto enfado que por un momento creí que explotaría.
—Eso no es cierto.—siseo.—No te prohíbo que tengas el pelo platinado, te prohíbo que lo hagas con trece años.—acabó alzando la voz un poco.
—¡Entonces hablame de él, cuénteme algo de él!—
Vi como mi madre balbuceaba, buscando algo que decirme.
—Ya sabes todo.—dijo al fin, pero hasta ella sabía que no era verdad.
—¡No es cierto!—grite desesperada.—¿Cómo era contigo? ¿Le gustaba ser mi padre? ¿Cómo le afecto a la tía Wanda?—pregunté con completo dolor.—Ni siquiera se como murió exactamente, solo me dijiste que dio la vida por detener a Thanos.—murmuré.
La boca de mi madre se volvió a abrir y a cerrar varias veces. Vi como sus ojos se llenaban de lágrimas y como el dolor se reflejaba en ellos.
—Gal, es muy duro para mí.—murmuró sin ser capaz de mirarme a los ojos.
—¡Pero era mi padre! ¡Necesito respuestas!—grite con lágrimas en los ojos.—¡Te odio!—la volví a decir.
Irvette se mantuvo con la mirada baja y no lo soporte más, salí corriendo con súper velocidad.
Y en la entrada vi a Bucky, con cara de desconcierto, pero gracias a mi velocidad no pudo detenerme.
