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—EL BUITRE—
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IRVETTE.
PETER Y YO nos encontrábamos en un ferri turístico, sentados en unos de los asientos de la parte superior ambos con gorra y gafas.
—¿Me recuerdas otra vez porque llevamos esta ridiculez?—dije mientras le miraba por encima de las gafas.
—No queremos llamar la atención, se supone que no debemos estar aquí.—dijo sin mirarme con la mirada puesta en todos los pasajeros.
Estábamos en busca de alguien que pareciera sospechoso o reconociéramos.
—¿Cuando llegaban los resultados de las pruebas de tu padre?—dijo algo más amable.
—La ultima vez que hablamos me dijo que solo tardaría unos días más.—dije con paciencia.
—Ahí.—dijo casi gritando mirando una dirección fija. Mire y ahí estaba uno de los hombres que vendían armas.
—Vamos.—dijo levantándose.—Ponte la mascara.—
Nos apartamos de la gente pero solo lo suficiente para poder seguir observando al hombre, este hablaba con otro hombre con disimulo. Me puse mi mascara y me quite mis ropas, pues debajo llevaba mi traje, Peter hizo lo mismo.
Ocultamos la mochila y salimos en su búsqueda.
Los dos hombres tomaron caminos distintos, uno de ellos era de tez oscura y el gesto mas bruto, el otro era algo más mayor, blanco y casi calvo.
—Ese es Buitre.—sentenció Peter en cuanto le vio.
—¿Como estas tan seguro?—dije dudosa.
—Su aspecto encaja a la perfección.—dijo.—Pero no se quien es, no ahí ningún dato sobre él.—dijo frustrado.
—Tu siguele, yo seguiré al otro.—dije y me volví invisible.
El hombre mas rudo me condujo hasta el aparcamiento del ferri allí se paro en una vieja furgoneta blanca, donde tenían la mercancía.
—Las armas estas en una furgoneta blanca vieja.—dije por el comunicador que tenia con Peter.
—Nuestro hombre esta reunido con unos importantes terroristas en la proa principal, son los compradores.—contesto Peter.
—Vamos para allá.—dije al ver como el hombre cogía las armas y se dirigía a donde decía Peter.
Llegue y vi agazapado a Peter en el techo, me subí con mi elasticidad y me volví visible.
—¿Que hacen?—dije pues yo no tenía sentidos mejorados como él.
—Solo discuten los términos de la venta.—dijo Peter analizando sus rostros.—Son importantes terroristas buscados por medio mundo, tenemos que detener la venta.—dijo serio y tenía razón.
