EPÍLOGO.

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TRECE AÑOS DESPUÉS.

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GALINA.

—¡MAMÁ!—GRITÉ ANDANDO a grandes zancadas por el pasillo de nuestra casa a las afueras de la ciudad de Londres.

Mi madre estaba sentada en el sofá del salón, tratando unos papeles que la habían llegado desde S.H.I.E.L.D., llevaba sus gafas puestas y usaba su elasticidad para alcanzar todos los papeles.

Me cruce de brazos a la espera de que levantara la vista de los papeles y me mirara.

—¿Qué pasa, Galina?—dijo con voz pausada y tranquila.

—¡Dile a ese niño que no entre a mi cuarto y que no toque mis cosas!—dije tan enfadada que mis nervios se descontrolaron y me volví invisible, era una característica común que tanto mi madre como yo teníamos cuando estábamos realmente enfadadas.

Irvette, mi madre, puso los ojos en blanco.

—Ese niño.—recalco con molestia.—Es tu hermano y se llama Elian.—se levanto del sofá para acercarse a mi.

—Ha usado mis sujetadores para hacer tirachinas.—dije indignada.—Y solo es mi medio hermano.—recalque respirando fuerte por la nariz.

La cara de mi madre cambio de una de burla a una de realmente enfado.

—Galina, no digas eso. Es tu hermano pequeño y solo tiene cinco años.—dijo apretando los labios.

—No tenemos el mismo padre.—la rete a la vez que sentía como mis ojos picaban y como la mirada de mi madre se volvía triste.

Ella cerró los ojos y suspiró pesadamente mientras echaba la cabeza hacía atrás.

—Vete.—dijo tranquila.—Hablaré con Elian, pero ahora vete a tu habitación.—finalmente me miro.—Estas castigada.—dijo firme e intimidante.

Hice una mueca al ver lo que había provocado a mi madre y sin decir una sola palabra salí con mi supervelocidad hasta mi habitación.

***

En menos de un segundo ya estaba tirada en mi cama con las manos sobre mi cara.

—¿Gal?—escuche el leve susurro arrepentido de Elian en el marco de la puerta.

Levante la mirada y le vi, su pelo era completamente marrón, le llegaba hasta los hombros y en este momento lo llevaba en una media coleta, entre eso y sus intensos ojos azules hacia que cada vez que lo viera me recordara a su padre. Su mandíbula para ser un simple niño estaba muy pronunciada, tenia los labios finos y nariz respingona.

La mayoría de las personas pensaban con facilidad que realmente teníamos el mismo padre, en ciertos aspectos nos parecíamos, yo también tenia el pelo marrón, aunque algo más oscuro, mis ojos eran claros, pero verdes y ambos teníamos una piel pálida. Pero si nos analizabas bien te podías dar cuenta de que Elian tenia rasgos más rudos y los míos eran más finos y afilados.

ACELERA || PIETRO MAXIMOFFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora