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—NUEVA VIDA—
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IRVETTE.
TODO ESTA LISTO, era oficial; Pietro y yo nos íbamos a vivir una vida juntos y dejaríamos de lado la vida de superheroes.
Todas nuestras cosas estaban empaquetadas y esta misma tarde partiriamos a nuestro hogar.
—No puedo creer que vayas a irte.—la voz de Steve me hizo levantar la mirada de la última caja que estaba cerrando para mirarle. El Capitán estaba apoyado en el marco de mi puerta con una leve sonrisa.—Me siento como un pájaro cuando sus polluelos abandonan el nido.—se limpio una lagrima falsa a la vez que su voz tomaba un tono dramático.
—Que gracioso.—irónico.—Tengo 20 años no soy ningún polluelo.—le mire fingiendo estar ofendida.
—Para mi si lo eres.—dijo en un tono fraternal.—Aún me acuerdo cuando luchamos contra Ultron y tú estabas tan nerviosa porque era tu primera batalla.—soltó un suspiro nostálgico.
—Menos mal que salve la vida de Pietro, sino nada de esto estaría pasando.—una pequeña sonrisa se formo en mi rostro al recordarlo.
Steve sonrió conmigo y abrió sus brazos invitándome a abrazarle.
A grandes zancadas me dirigí directa hacía él, hasta que nuestros cuerpos chocaron. Yo me aferre a su jersey con fuerza y hundí mi cara en su pecho, sintiendo el olor a suavizante y un fuerte perfume varonil que me embriagaban. Steve me rodeó por los hombros y me apretó contra él a la vez que apoyaba su barbilla sobre mi cabeza.
Nos quedamos así por un largo momento, no queria soltarle.
***
—¿Qué haces?—la voz de Pietro me sacó de mis pensamientos y me hizo reaccionar.
Me gire algo desorientada para mirarle a los ojos, el castaño me miraba con confusión desde el marco de la puerta.
Mientras yo estaba parada en medio de la habitación que compartían Dani y Luke, mirando las cosas que todavía estaban ahí como si ellos también estuvieran, mirando las dos camas individuales juntas y una fotografía en una de las mesillas en la que salían los dos riéndose juntos.
—Quería despedirme.—le respondí con una sonrisa.
Pietro entró a la habitación y pasó su brazo por encima de mis hombros.
—Sabes que ellos estarían de acuerdo con esto, ¿verdad?—me dijo mientras también admiraba la habitación.
—Lo sé, pero irme es abandonar el único hogar que he compartido con mi hermano.—me senté en una de las camas y di un largo suspiro.—Me hubiera gustado tener más tiempo con él. Ni siquiera me dio tiempo a decirle que le quería, Pietro.—mis ojos se aguaron y Pietro me miro con compasión y dolor y se sentó junto a mi.
