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—DESCONFIANZA—
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IRVETTE.
—¿NO ME VAS a decir por qué estas aquí?—dije sorprendida y molesta, eso hizo que volviera a mi postura de alerta.
—Primero tengo que saber si estas preparada, sino podría ser peligroso para ambos.—el chico hablaba con tranquilidad, como si no se diera cuenta de la tensión de mi cuerpo y de que en cualquier momento podría saltar sobre él, y eso me pareció lo más curioso de todo.
—¿Por qué iba a ser peligroso?—escupí con impaciencia y un creciente cabreo en mi interior.
—Estas muy inestable, primero debes centrarte.—dijo como si nada, a la vez que colocaba las manos detrás de su espalda.
—¿Cómo no voy a estar inestable si un extraño aparece en mi casa?—solté furiosa con ese chico.
—No me refiero a esa inestabilidad, es algo en tu interior.—dijo mirándome como si siquiera hacerme entender algo.
—Mira Yoda, o dejas de decir gilipolleces y empiezas por hablar claro o voy y salto contra ti.—dije sin ya poca paciencia en mi cuerpo.
—Seria un error que hicieras eso.—dijo negando levemente con la cabeza.—Pero ahora tengo que irme, nos veremos pronto Irvette Richards.—dijo recalcando de más mi nombre completo y seguidamente hizo una reverencia.
Estaba tan consternada que no pude impedirle que se perdiera por el oscuro pasillo.
—¿Qué era todo eso?—me pregunte a mi misma.
Sabía que no obtendría respuestas, por lo menos por hoy, por lo que lo único que podía hacer era entrar en mi habitación.
Una vez lo hice me desplome contra la cama dejando salir todo el aire de mis pulmones, me pase las manos por la cara en una forma inútil de despejar mis pensamientos.
***
A la mañana siguiente me desperté con una rara sensación de querer hacer caso a lo que dijo ese tipo tan extraño, me quería centrar, centrar todas las cosas de mi vida. Por desgracia lo único que ahora mismo estaba patas arriba era Pietro y con él todo siempre era un nivel más complicado.
Salí de mi cuarto con la intención de hablar con él y lo encontré en la cocina preparándose un enorme desayuno.
—Hola.—dije al darme cuenta de que él no había notado mi presencia.
Pietro levanto la mirada para chocar directamente con la mía, al principio pareció asustado pero luego volvió con indiferencia a su desayuno sin decir nada.
