2. Un regalo inesperado.

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Gabriel había sido claro cuando lo dijo, él no comprendió muy bien porqué el que Beelzebub tomara su mano significaba una muestra de cariño, pero sentía que el chocolate caliente que Aziraphale le daba sí lo era.

Él no sabía la hora de esa mañana, vestir relojes de marcas costosas ya no era algo que le importara, después de todo, el tiempo probablemente no funcionaba de la misma forma en Alfa Centauri, y él ya no tenía más que hacer que disfrutar del cielo que lo cubría y permitir que el señor Bee lo cuidara tal como le prometió cuando lo llevó allí. Sabía que era una mañana porque todo estaba muy iluminado; sin embargo, hacía un poco de frío, no era un problema, él todavía usaba la ropa que el señor Fell le había obsequiado, y era bastante cómoda para esos días, al señor Bee parecía no gustarle mucho, o eso parecía decir su cara cuando su vista se dirigía a su ropa, o tal vez él estaba equivocado al respecto, porque Beelzebub no había dicho nada sobre eso; en todo caso, él podría usar uno de esos elaborados trajes que el señor Bee usaba, si con eso él se sintiera más a gusto a su lado, después de todo, solo era ropa.

Beelzebub había usado sus milagros para construir una pequeña casa para ambos, no tenían mucho al inicio, hasta que Gabriel comenzó a extrañar las cosas que tenía donde Aziraphale, si él extrañaba su cama, entonces Beelzebub podía darle una más grande, si él quería un sofá para sentarse a descansar, aunque no estuviera agotado, entonces Beelzebub podía darle el mejor sofá.

Gabriel usó su sofá para esperar, el señor Bee no estaba en casa, y parecía ser que ni siquiera estaba en Alfa Centauri, no estaba preocupado por eso, de alguna forma sabía que él no lo dejaría allí solo.

Él regresó un rato después.

—Hola, señor Bee —saludó en cuanto lo vio ingresar, y Beelzebub no sabía cuántas veces podía sentir que se derretía por él.

—Hola, angelito, ¿qué tal tu día?

—¿Por qué te fuiste, señor Bee?

Beelzebub no dijo nada respecto a su pregunta ignorada, después de todo, tal vez la pregunta de Gabriel significaba que lo había extrañado.

—Fui a buscar algo para ti —explicó —es un regalo.

—¿Un regalo para mí? —preguntó con toda la curiosidad que podía tener, y se acercó a Beelzebub para presionar a que se lo diera.

Beelzebub invocó una taza color marfil y él sonrió muy bonito cuando vio que había chocolate caliente allí dentro.

—Dijiste que Aziraphale te quería porque te daba chocolate caliente. Yo también te quiero, Gabriel.

Y Gabriel tan solo sonrió, "te quiero, señor Bee" dijo y se fue a seguir sentado en su sofá mientras terminaba su bebida; Beelzebub sabía que no era el mismo cariño que Gabriel le profesó alguna vez, pero era un pequeño avance, si continuaba así seguramente sí ganaría su amor una vez más.

Después, él miró a Beelzebub invocar algunas cosas en la cocina y guardar cosas en la alacena, parecía ser que su chocolate caliente no sería cosa de un solo día. 

Ineffable Bureaucracy / FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora