10. Tiara de flores.

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Ellos estaban juntos en Alfa Centauri, porque Beelzebub quería correr el riesgo esforzándose en ganar su amor de nuevo, y lo estaba haciendo bien, él era romántico con locura y lo hacía sentir tan especial como nadie lo había hecho, Beelzebub estaba preocupado por complacer todos sus caprichos y por hacer que sus días fueran bonitos, él lo despertaba con el desayuno en la cama y lo hacía comenzar bien el día con palabras dulces y cumplidos que lo hacían sentirse el ser más lindo del universo, Beelzebub le daba regalos, y le ofrecía todo su tiempo y su atención siempre que él lo necesitara, Beelzebub era encantador, amable y tierno, solo con él, no existía ser alguno a quien haya tratado con tanto cariño como al arcángel bonito que vivía junto a él. Pero Gabriel no estaba dando nada, o eso sentía, porque a Beelzebub le parece suficiente su sonrisa bonita y sus mejillas teñidas de rosa cuando le da un cumplido, a él le parece mucho su risa dulce y la manera en que se emociona cuando le prepara un pastelillo, a Beelzebub le parece tan cautivante cuando sus bonitos ojos brillan y él suspira encantado con algo que le ha dicho, para Beelzebub la sola presencia de ese arcángel podía ser suficiente, pero Gabriel quiere hacer más, quiere también ofrecerle algo bonito, y demostrar que merece todo el amor que Beelzebub le ofrece, después de todo, él lo había prometido, él dijo que pondría todo de su parte para amar al señor Bee, y tiene que cumplir su palabra.

Entonces revisa su closet, combina un outfit bonito y se despide de Beelzebub diciendo que tiene cosas importantes y secretas que hacer, Beelzebub lo despide pidiendo que se cuide y después sonríe porque su ángel es la cosa más dulce y obvia del universo. Gabriel recorre todo Alfa Centauri buscando cualquier cosa que luzca como un buen regalo para él, qué bueno que Beelzebub le había hablado sobre esa habilidad suya de ir muy rápido, porque no quería que eso le tomara todo el día; Alfa Centauri es bonito, por supuesto, pero a Gabriel le está costando mucho encontrar algo que parezca una cosa con la que el señor Bee esté feliz.

Decide entonces saltar al espacio, de alguna forma su corporación estaba segura con eso, probablemente las corporaciones celestiales estaban hechas para soportar cosas que un simple humano jamás podría, él es un loco fan de mirar los cometas y sus trayectorias, dejando con sus colas destellos luminosos; así que va tras uno de ellos, es un cometa verde muy llamativo, pero cuando Gabriel llega con este, se da cuenta de que no es lo que imaginó, de cerca el cometa no brilla, solo parece ser una roca enorme cubierta de hielo y gases, con una cola que es luminosa porque está hecha de fuego. Aún así, cree que ese es un buen obsequio, seguro que al señor Bee le gustaría saber que persiguió un cometa solo para hacerle un regalo. Y Gabriel vuelve a la superficie de Alfa Centauri con un pedazo de roca y un puñado de fuego verde sobre esta, le gusta, pero no parece gran cosa, qué cosa haría Beelzebub con esa roca, más que ponerla por ahí y no usarla nunca, necesita pensar en algo mejor.

Él lo piensa bien y termina usando la roca para crear un puñado de florecillas que lucen como unas que vio en la librería una vez y que Aziraphale dijo que se llamaban anturios, no usaba mucho sus milagros, porque aún no estaba muy seguro de qué tanto podía conseguir con ellos, pero cree que unas flores no le harán daño a nadie; en cuanto acaba consigue varios anturios de roca que arden con fuego verde, y vuelve a cuestionarse cómo eso puede servirle al señor Bee de algo, y como justo como Beelzebub dijo, es un arcángel muy inteligente, una buena idea llega a su cabeza y termina uniendo todas las flores en una forma circular. No sería un problema colocar eso sobre la cabeza de la corporación de él, ya Gabriel había hecho un milagro para evitar que el fuego fuese dañino.

—Señor Bee —él llama sin ocultar su emoción, lleva ambas manos tras la espalda —ya volví.

Beelzebub aparece de inmediato frente a él y sonríe por la forma en que él actúa.

—Hola, arcángel, ¿qué llevas ahí?

—Nada —dice, con una risilla nerviosa que tira al suelo su mentira —¿dónde?

—En esas manos que estás escondiendo.

Gabriel se ríe, definitivamente esto lo pone nervioso: —Un regalo.

—¿Un regalo? —pregunta fingiendo sorpresa, Gabriel le afirma —¿para quién?

—Para ti, señor Bee.

—¿Para mí? —y esta vez Beelzebub no tiene que fingir, genuinamente se siente feliz con la iniciativa de él.

"Sí", le responde de la manera más enérgica posible y pone frente a su cara una cosa que tiene que alejar con cuidado para poder observar bien sin que la emoción de él se disipe. Lo que ve le gusta, parecen ser flores como una corona que lucen como si estuvieran ardiendo en un fuego que no puede consumirlas.

—¿Te gusta, señor Bee?

—Me gusta mucho, angelito —responde, para recibir una sonrisa a cambio y Gabriel colocando eso sobre su cabeza. Está hecha de roca, pero es liviana, y tiene fuego, pero no puede quemarlo.

—Te ves muy bonito, señor Bee —él le dice, un simple cumplido que hace a Beelzebub sonrojarse un poco. —perseguí un cometa para hacerte este regalo.

Beelzebub se queda impresionado por un momento, no puede hablar, no consigue imaginar a ese arcángel en medio del espacio tratando de alcanzar un cometa solo para él, y finalmente lo único que puede hacer es abrazarlo, "Gracias, Gabe" dice cuando la emoción de saber cómo consiguió su obsequio ha pasado un poco, y Gabriel no responde nada, pero lo abraza de vuelta y sonríe para sí mismo orgulloso por un trabajo bien hecho.   

Ineffable Bureaucracy / FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora