15. Fiesta en la playa.

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Beelzebub nunca ha celebrado un cumpleaños, en el cielo eso hubiese sido darse mucha importancia, y en el infierno una invitación a ser la burla, en cualquier caso, era tan innecesario, no puede imaginar tener que celebrar un cumpleaños más de seis mil veces, pero cuando esa mañana Gabriel se queja porque nunca ha celebrado uno, entonces todo cambia.

—¿Cumpleaños? —cuestiona, no entiende porqué ahora eso es importante —¿de dónde ha salido esa idea?

—De la tele —dice, y Beelzebub mira la televisión que sus milagros trajeron para él, su arcángel miraba una película y al parecer había visto un cumpleaños allí.

—Puedes tener una fiesta de cumpleaños.

—Gracias, señor Bee —él dice, está visiblemente muy feliz —¿podemos invitar a Aziraphale?

Y Beelzebub casi se ahoga: —¿Qué dices, arcángel?, ¿cómo quieres traer aquí al ángel traidor?

—No es traidor, es mi amigo, y él me cuidó —discute, los problemas del pasado le importan muy poco —por favor, señor Bee.

—Veré que puedo hacer —acaba diciendo, Gabriel no está feliz con su respuesta, sabe que Beelzebub puede hacer más que eso, así que para mantenerlo feliz, Beelzebub termina asegurando que hará todo lo que pueda.

Su arcángel había enloquecido, no tenía dudas, no solo lo hacía llevarlo a la tierra de vez en cuando para visitar al traidor, sino que ahora quería llevar a ese ángel a Alfa Centauri, y él es un demonio, le cuesta infinitamente confiar en los demás y no creer que le clavarán un cuchillo por la espalda en cualquier momento, porque, ¿qué cosa iba a hacer si Aziraphale decidía llevar a los ángeles y a los demonios hasta ellos?, Beelzebub sabe que el infierno debe estarlo buscando, no puede ser un príncipe infernal y simplemente desaparecer como si nada, y por Satán que no quería ni imaginar todo lo que el amo del infierno le haría cuando lo encontrara y supiera que se había dedicado a ser bonito para el arcángel Gabriel, y lo que esos ángeles podían hacerle a su arcángel, ofendidos de que esté feliz viviendo junto a un demonio. Él es Beelzebub, príncipe del infierno y señor de las moscas, pero no es un tonto, sabe que no puede en contra de todos los ángeles y todos los demonios, sabe que no podrá defenderlo a él, mientras se defiende a sí mismo.

Piensa por un momento que puede mentirle, decir que Aziraphale no pudo ir, inventar que ha enviado un regalo para él, y darle una caja bonita, pero sabe que no funcionará, a la primera oportunidad que tuviera de ver al ángel de nuevo, Gabriel pelearía por eso, y entonces allí se daría cuenta de que le había mentido. No quería mentirle, esa era una decisión desesperada que podría arruinar su relación y quebrantar la confianza de él, Beelzebub no quiere destruir todo lo que ha conseguido; respira pesado y hondo un par de veces, ya pensará qué hacer, por ahora necesita ver cómo funciona eso de las fiestas de cumpleaños.

—Gabriel, hoy no es tu cumpleaños —dice, tal vez eso lo haga desistir de esa idea.

—¿Y qué?

Beelzebub se queda en shock un momento debido a la forma en que le han respondido: —Solo puedes hacer una fiesta de cumpleaños el día que los cumples.

—No.

Y Beelzebub lo mira atónito, no puede creer que él le responda de ese modo irritante, debía ser culpa suya probablemente, había acostumbrado a ese arcángel a que podía tener todo lo que quisiera sin importar nada, ahora no hay forma en que pueda negarle sus caprichos.

—De acuerdo —dice —¿qué te parece si no invitamos a Aziraphale, pero invitamos a tus animales favoritos?

—No. —vuelve a decir, y Beelzebub está seguro de que él nunca lo ha mirado tan molesto.

Ineffable Bureaucracy / FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora