12. Cartas anónimas.

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Gabriel está muy curioso respecto a los extraños trozos de papel que encontró en su tocador, cada uno de ellos con mensajes bonitos, pero pesimamente escritos, no tenía ni idea de quién podía dejarlos, antes hubiera pensado en Beelzebub de inmediato, pero ahora no estaban solos en Alfa Centauri y los animales ingresaban a su casa todo el tiempo, ya le había tocado al señor Bee tener que ahuyentar a un venado de su cocina. Claramente los animales no pueden escribir, pero este ángel todavía no sabe demasiadas cosas. La primer nota que encuentra dice "heres muy guapo Gabereal", es corto, pero también es lindo, y él piensa que los errores de la ortografía no son importantes, sino el mensaje; así que decide ir con Beelzebub para que le diga quién es ese "Gabereal" de la nota, probablemente alguno de los animales que Beelzebub creó se había equivocado al dejar la nota.

—Señor Bee —llama apurado —señor Bee, mire.

—¿Qué pasa, arcángel?

—Esto estaba en mi habitación —explica, Beelzebub finge estar sorprendido. —Es una nota.

—¿Y qué dice?

Gabriel lee: —eres muy guapo, Gabereal.

—¿Gabereal?

—Sí —responde sonriendo —tenemos que encontrar a Gabereal, señor Bee, y darle esta nota.

Y Beelzebub mira la nota con odio y con demasiadas ganas de arrebatarla de la mano del arcángel y tirarla en un puño a la basura, pero no hace eso, sino que toma un respiro hondo y luego miente diciéndole que se encargará de entregar la nota y que él no tiene que preocuparse. Gabriel, entonces le entrega la nota tranquilo, está seguro de que el señor Bee cumplirá su palabra, y no tiene ni una pizca de sospecha cuando Beelzebub le entrega un trozo de papel en blanco y le pide que escriba su nombre.

Con ambos trozos de papel en mano, Beelzebub se retira de la presencia del arcángel, lo primero que hace es quemar la nota mal escrita, y luego va a su habitación para poder guardar lo que Gabriel ha escrito, ya no puede equivocarse cuando escriba su nombre.

Al día siguiente de eso, Gabriel encuentra una nueva nota en su tocador, y esta dice "heres muy guapo Gabriel", y entonces piensa que él también tiene un admirador secreto, le encanta como eso lo hace sentir, pero se cuestiona porqué ninguno de esos animales puede escribir correctamente; como él había aprendido durante su estadía en la biblioteca, entonces podía enseñarles a escribir bien.

—Señor Bee, señor Bee —llama, Beelzebub aparece de inmediato a su lado.

—Dime, arcángel.

—También tengo una nota, mira —le dice —dice que soy muy guapo.

—Bueno, es que...

—Pero mira —interrumpe poniendo la nota frente a él —no sabe escribir.

—¿Qué dices? —Beelzebub grita, y Gabriel lo mira sin comprender porqué se ha puesto así.

—Que escribe mal —dice —porque así no se escribe.

—¿Y eso qué?

—Es que no enseñaste a los animales a escribir, señor Bee —reclama, y parece que ni siquiera le importa el enojo en la cara de Beelzebub. —yo puedo enseñarles...

—Los animales no escriben, Gabriel —interrumpe, gritando de nuevo.

Entonces él también grita: —¿Entonces quién dejó las notas para mí y Gabereal?

Por primera vez Beelzebub siente ganas de golpearlo; por supuesto, jamás se atrevería a hacer algo como eso, pero no puede evitar un grito estresado y luego arrebatar la nota de la mano del arcángel y hacerla cenizas. Gabriel intenta pelear por eso, pero Beelzebub no lo permite.

—Cállate, arcángel. —y se va tan rápido a su habitación como es posible. Y es justo ahí cuando Gabriel se da cuenta quién ha escrito ambas notas.

Beelzebub siente una sensación muy cálida cuando comienzan a aparecer notas bajo su puerta, la primera de ellas es una disculpa, y Beelzebub se ríe ante eso, el viejo Gabriel hubiera preferido arrancarse los dedos antes de escribir algo semejante, con la segunda nota él no sabe si reír o enojarse, es solo él diciendo que Gabereal no está mal y que puede escribirlo así si eso quiere, después un par de notas más sobre lo mucho que lo quiere, y la última nota que recibe antes de salir de nuevo de su habitación, porque sí, Gabriel ha sido terriblemente intenso al respecto y ha pasado bajo la puerta una nota tras otra, dice: "eres muy bonito, señor Bee = heres mui vonito zeñor Vee".

Él suspira, no entiende cómo puede estar tan locamente enamorado de ese tonto.

—Gabriel —él dice, y el arcángel frente a su puerta lo abraza como una disculpa.

—Te quiero, señor Bee.

Y Beelzebub sonríe: —Te amo, angelito.   

Ineffable Bureaucracy / FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora