28. Te regalaré unas flores.

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Era tan sumamente feliz allí en su estrella bonita que era orbitada por otra de un color rojo hermoso e intenso, era tan feliz en su casa pequeña, comiendo pasteles y bebiendo chocolate caliente, tan feliz como nunca se había sentido, con sentimientos preciosos que ardían en su corazón de una manera que no recordaba, era feliz junto a Beelzebub, es un demonio, pero le enseñó cómo se ama de forma intensa, con el corazón, y el alma, y con cada uno de los pensamientos. No cambiaría a Beelzebub por nada, y aplastaría a su mosca mil veces, de mil formas distintas, si cada viaje lo llevara a lo que está viviendo junto a él, después de todo, sus recuerdos no eran ni la mitad de maravillosos que los que ha creado junto a su príncipe infernal; Beelzebub lo hizo sentir especial y le enseñó cómo se siente ser amado, le mostró que era importante y lo trató con el respeto que se forjó en el pasado, aun cuando no podía recordar nada ni sentirse tan supremo como Beelzebub juraba que era, para él nunca fue diferente, jamás fue Jim, para Beelzebub siguió siendo Gabriel sin importar nada de lo que pasara.
Se despierta cada mañana con el cuerpo pequeño de él enredado al suyo, y le besa la boca para ganar palabras bonitas y una sonrisa, el cabello desordenado y los ojos adormilados al momento en que despierta, él puede hacer que sus ojos brillen con el amor que siente, con un gesto tan simple como sonreírle mientras él lo besa; y lo abraza luego, porque parece que ambos nunca quieren levantarse demasiado rápido, y porque probablemente abrazarse y besarse es lo mejor que puede existir. Y cocinan juntos, y a veces come de su plato o comparte su bebida, y lo mira comer y acaricia su cabello por la forma bonita en que actúa como un verdadero demonio de la gula. Y algunas veces juegan, pueden ir a visitar el mar o admirar el cielo estrellado repleto de impresionantes cometas, montar a los animales grandes, o perseguirse el uno al otro en la pradera, tal vez jugar a las escondidas en el bosque o tomar baños en el lago; o pueden simplemente quedarse en casa conversando sobre cualquier cosa, o juntos sin decir una palabra, con el silencio más cómodo mientras miran el cielo o las flores y beben un café.

Gabriel lo tiene todo, eso es verdad, tiene cada uno de sus deseos cumplidos y hasta el más absurdo de sus caprichos hecho realidad, él tiene respeto y amor en grandes medidas y gestos que lo engrandecen de todas las maneras en que puede ser posible, él tiene su corazón ardiendo cada día por el amor que siente y a su cabeza orgullosa con la forma en que lo hacen sentir; pero quiere más, lo necesita, y es que probablemente eso no sea una necesidad real, porque a él no le hace falta nada, pero ha comenzando a creer que sí, pero no sabe lo que es, apenas sabe que es una necesidad que crece cada vez que puede abrazarse al cuerpo desnudo de Beelzebub, como si esas corporaciones comenzaran a estorbar.

Mira a Beelzebub y sus ojos se iluminan sin esfuerzo, le resulta tan bonito, tan interesante, le parece hermosa la manera en que un demonio puede ser tan maravilloso.

—Te amo, Bee —le dice, y sonríe ante la forma en que él actúa, como si su amor fuese lo más importante que ha logrado. Cómo podía no ser un arrogante cuando el gran Beelzebub, el señor de las moscas, mano derecha de Satanás, con quien construyó el infierno, uno de los siete príncipes infernales, lo amaba tan intensamente y de la forma más poderosa.

Entonces Gabriel lo invita a su cabeza, solo para que mire el dulce espacio que ha estado construyendo para él, y Beelzebub va de inmediato y se sorprende con lo mucho que ama todas las cosas que allí hay; cientos de flores adornan el lugar, son flores negras, porque Gabriel pensó que le gustarían, y es así, porque Beelzebub las adora, y sin embargo, él no recuerda haber admirado flores oscuras que resplandecieran con tanta suavidad.

—¿Te gustó? —pregunta, y acaricia su cabello cuando ha recibido tan solo un movimiento positivo de su cabeza. —Quería hacer algo tan maravilloso como lo que tú construiste para mí.

—Pero yo nunca construí nada, ese sitio se creó por sí mismo.

—Eso lo hace aún mejor.

Beelzebub sonríe: —Me gustaron las flores.

—Esperaba que lo dijeras —dice y hay un milagro que usa para hacer aparecer un ramo frente a él —son para ti, Bee.

—Te amo, arcángel. —Hay algo en la manera en que lo dice, tal vez es su voz suave o la forma en que toma sus flores de manera casi agresiva, tal vez es por la forma en que sus ojos se iluminan o por la manera en que su respiración parece querer irse; pero Gabriel siente que podría enloquecer por el deseo grande de escucharlo decir esas palabras miles de veces cada día.

—Te necesito, Bee —Gabriel dice, su respiración sin razón agitada —por favor, quiero todo de ti.

Beelzebub no sabe a lo que se refiere, pero le dice que "ya lo tienes todo", y luego, tan solo permite que él haga todas las cosas que necesite hacer.

No protesta ni dice palabra alguna cuando la ropa le es quitada, después de todo, no es la primera vez que él lo ha desnudado, y se queda quieto totalmente desnudo y con la respiración que finge querer fallar cuando él lo toca, y es que Gabriel pone sus manos en todos los sitios, y hace que casi quiera enloquecerse cuando ha acariciado un sitio muy privado; no pasa de allí pronto y es un poco torpe debido a la poca experiencia, acariciando con más fuerza cuando su respiración y sus jadeos parecen querer tirar su corporación al piso.
Lo besa, pero no en la boca, y es que Gabriel no sabe exactamente qué hace o qué debería hacer, pero quiere besarlo en todo el cuerpo, y Beelzebub está sintiendo como si pudiera morir en cualquier momento ante esa experiencia abrumadora, no sabe qué hacer con los labios de él que lo besan en tantos sitios mientras sus manos acarician lugares que no se habían tocado.

"Quiero todo", Gabriel repite para sí mismo, y Beelzebub no tiene tiempo ni de reaccionar cuando él ha ingresado a su corporación. El cuerpo cae al suelo por el descuido, pero a Gabriel poco le importa, y es verdad que ya han estado juntos compartiendo el cuerpo de Beelzebub, mas en esta ocasión es todo diferente, en esta ocasión dentro del cuerpo de Beelzebub están sucediendo cosas que no debería hacer un ángel.

¿Él debería caer?, probablemente sí. No lo hará, por supuesto, porque es un arcángel con suerte, y alguien a quien protegió cuando fue niño, ahora devuelve el favor protegiéndolo junto a su relación.

Ineffable Bureaucracy / FlufftoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora