C a p í t u l o 3

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C A P Í T U L O 3

My boy­- Billie Eilish

No había podido conciliar el sueño, la noche transcurrió siendo demasiado silenciosa y amarga. Le hubiera gustado que tanto silencio le provocara paz y no tanto temor. Conforme pasaban las horas, dormitaba unos minutos, hasta que su cuerpo reaccionaba con espasmos violentos, donde recordaba el pánico de la traumática situación.

Durante todo ese tiempo se negó a soltar la pluma blanca que él hombre que la salvó le obsequió para tranquilizarla, a pesar del cuerpo formidable y la esencia intimidante, cuando ella lo vio a los ojos no se sintió en absoluto intimidada.

¿Por qué una pluma?

No sabía lo que significaba, y tampoco lo dejó estar durante horas. Deseaba poder encontrarlo para preguntar y agradecerle, aunque tuviera que tragarse el nudo de la garganta para poder hacerlo.

La pluma viajó suave y cálida por su mentón, sostenida por los delgados dedos de Blair, que guiaban aquel tacto. No exageraba cuando decía que era una pluma hermosa. Parecía que hubiera sido arrebatada de las alas de un ángel, lo que era, radicalmente imposible.

—Así que, chicos, el matrimonio no es la base esencial de una vida estable —terminó de hablar la nueva maestra de la clase de filosofía, que empezó por presentarse y culminó con hablar de todo, a excepción de los principales temas de la clase. —Por eso mi ex marido y yo decidimos romper el esquema del matrimonio y separarnos. Queríamos cosas diferentes, yo, una vida a su lado, hijos y una bonita casa, él, una vida sin ataduras —alzó los hombros para restarle importancia —. En fin, la clase se ha terminado. Pueden irse, nos veremos la siguiente semana.

La maestra de menos de treinta años recién divorciada guardaba sus cosas cuando Blair la imitó. Mientras lo hacía, pensó en su anterior maestra, un alma apasionada, pero muy cansada como para seguir lidiando con jóvenes adultos que no tenían idea de la vida. Aquella alma vieja, la hacía razonar, pensar y cuestionarse. Filosofar con la persona adecuada le dejaba un pensamiento extenso y complejo en la mente.

Finalmente, la clase se dio por sentada y Blair salió del aula y decidió salir a la pequeña área libre que tenía en su campus para tomar aire y despejar su mente antes de entrar a la siguiente clase. Se sentía frustrada por la falta de sueño, lo que provocó que estuviera distante en las primeras clases.

Siguió su camino, por esta ocasión prefirió no buscar a Alfred, como regularmente hacía, quería quedarse sola por un tiempo, para pensar y tratar de encontrar otra vez el balance en su vida. Avanzó hasta encontrarse con una extensión de hileras de árboles, alejado de todo.

Blair era amable con la gente, le gustaba compartir momentos e ideas con las personas, pero también era fiel creyente de que uno necesita tiempo a solas de vez en cuando, para ella, ese era el momento.

Cuando encontró un árbol lo suficientemente grande para proveerle buena sombra se recargó en el tronco y sacó de la mochila un pequeño aperitivo. Lo cierto es que a penas y podía tragarlo, cada vez que masticaba sentía nauseas. Suspiró, masticando y mirando a un punto, pérdida.

En aquella nube borrosa de ideas, recordó la alegría de sus padres cuando el día anterior, les avisaba que saldría con un amigo, y después la decepción que sintió ella al ver a todo el grupo de amigos pasar a recogerla para ir al bar.

De un momento a otro el viento se volvió más agresivo, haciendo que Blair mirara a los lados. Guardó el resto del bocadillo, dispuesta a irse y regresar a la próxima clase.

Su piel se erizó al sentir la misma sensación de frío que la noche anterior. Su corazón saltó en su pecho y colgó la mochila en su hombro. No avanzó mucho.

Las alas de un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora