C a p í t u l o 1 0

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I'm so sorry- Imagine Dragons

La mención de las protectoras hizo que la mente de Isaac uniera todas las piezas.

Miró a Josiah, y después a Blair. La miró a ella por mucho más tiempo. Hasta que lo procesó.

Blair era...

Isaac era...

—¿Lo sabías? —preguntó con voz filosa.

Dejaron que Blair saliera del edificio, refrescándose de la anterior conversación.

—No, pero empezaba a sospecharlo.

Caminaron sin pensar, siguiendo a Blair que miraba las tiendas de ropa.

—No sé cómo no me di cuenta antes.

—¿Y qué importa? Ahora lo sabes.

—No sé lo que significa tener un lazo como este, jamás lo he tenido.

—Para todo hay una primera vez. Deberías agradecer que es con Blair.

—¿A qué te refieres? —indagó Isaac.

—Tus habilidades van de la mano con las de ella. Ser protector de una mujer que corre peligro contra un líder del infierno debe de ser de lo más emocionante. Y, sobre todo, la tienes cerca, Isaac. Muchos ángeles tuvimos que escondernos, incluso de nuestros protegidos, y luchar constantemente con nosotros mismos para mantenernos ocultos, aun cuando lo único que deseábamos era...tocar a nuestra persona.

—¿Cuánto vivió la tuya?

Los ojos de Josiah mostraron anhelo, y nostalgia. Hablarlo le seguía doliendo.

—Fue un él. Vivió setenta y ocho años. Cuando lo perdí...

—No te volví a ver en años.

—Siempre estuve contigo, Isaac. No iba a romper mi promesa.

Isaac miró a Blair.

Debía ser consciente de lo afortunado que era por incluso tocarla. Los instintos de los ángeles protectores consistían en tener al protegido como centro. Para todo.

—Lo sé.

—Y ahora, a ti te toca hacer una... —Josiah observó a Blair.

—Lo sé...

Josiah sonrió.

—Y que el mundo se prepare.

***

Blair mantenía la vista plegada en las tiendas, pero no prestaba atención a las tendencias.

 Una guerra. En eso si que pensó. 

Extrañaba a sus padres. Y pensó en lo insoportable que era no pensar en Alfred, ¿por qué había perdido el interés en él? Tal vez había deseado por mucho tiempo algo, que cuando sucedió, lo dejó ir libremente, sin más. Aunque seguía esa chispa todavía. 

O tal vez el hecho de que podría haber una guerra por su causa le hizo ver insignificante enamorarse.

Siguieron paseando por la ciudad, hasta que Blair pensó que era suficiente de tortura mental y sin pensar mucho dijo:

—¿Podemos pasar a algunas tiendas de ropa?

—Pensé que tenías suficiente. —contestó Isaac. Josiah arrugó el gesto.

Blair hizo una mueca y se dispuso a seguir caminando, pero antes de que pudiera avanzar un choque eléctrico le erizó la piel. Isaac la estaba sosteniendo de la muñeca.

Las alas de un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora