C a p í t u l o 4

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C A P Í T U L O 4

My boy- Billie Eilish

Blair se quedó mirando el edificio de enfrente, bloqueada, incapaz de tomar enserio la broma, torpemente ejecutada y que estúpidamente creyó.

¿Cómo era posible que ese tipo la engañará falsamente?

Ahora, estaba más que enojada.

Miró sobre su hombro, por donde él "ángel" acababa de dar vuelta a la derecha. Lo último que percibió fue el cabello negro perderse en el callejón.

Blair apretó los puños a sus costados, dejando entrar cualquier tipo de pensamiento que fuera algún insulto para ese hombre.

Su vista viajó hasta la mesa, donde algunos billetes yacían dispersos. Se encogió de hombros al ver que al menos había dejado una muy buena propina, después, tomando sus cosas salió corriendo para encararlo.

—¡Oye! —atrajo la atención —¿Crees que es muy divertido burlarte de mí de esa manera? ¿Acaso para tu mente enferma esto es agradable? —le preguntó acercándose hasta donde él parecía detenerse, con los hombros rígidos. De nuevo se encontró con la altura intimidante, pero no permitió demostrar la angustia que sentía. Él estaba de espaldas. Al escucharle, se giró muy lentamente, con el rostro hecho piedra, pero con los ojos brillantes a causa de la impresión.

Blair sintió un mareo en la parte frontal de la cabeza. Estaba llena de diferentes emociones que llegaron a mantenerla abrumada cada segundo que pasaba de pie. Su cerebro estaba a punto de entrar en colapso.

—Imposible... —de nuevo, para él parecía que el aire no entraba por sus pulmones, o más bien que no respiraba, dado que ni el movimiento de su pecho se notaba al haberse quedado atónito.

—¿Ya me dirás la verdad?

—Mírame —dijo él, quedando en dos pasos largos cerca de Blair.

Ella frunció el ceño.

—¿Cuál es tú problema?

Isaac no respondió, la sujetó del mentón, utilizando dos dedos para mantenerla quieta y la miró de forma abrumadora. Él estaba demasiado tenso. Parecía querer intentar algo.

Segundos después, Blair manoteó la mano de Isaac para quitárselo de encima.

La miró con la mandíbula tensa.

—Me has golpeado —dijo serio.

—Me tocaste. Sin mi permiso. Con tu propia autoridad. Y no tienes autoridad sobre mí, porque...

—Guarda silencio —le recriminó el ángel, no se podía creer que una humana lo golpeara. Empezaba a sentirse más nervioso conforme pasaban los minutos. La primera vez no funcionó, pensó que, por la tensión acumulada, su poder había sido cambiado por alguna otra emoción, pero esta segunda vez..., él estaba seguro que debió de haber borrado sus recuerdos, solo que, parecían mantenerse.

Se pasó las manos por el cuello, lo hizo tronar y volvió a mirarla.

Blair hizo lo que el temía: empezó a salir de control.

—¿Sabes qué? ¡Está bien, tú ganas! Ya sé que eres un maldito agente, con un pésimo sentido del humor, pero ya no es necesario que juegues tanto con mi mente para hacerme hablar, no estaba drogada, tomé alcohol, tal vez me excedí, pero recuerdo todo lo que hice. Lo prometo. —Con cada palabra el tono de su voz iba en aumento, cosa que no dejaba pensar con claridad los nerviosos pensamientos del ángel.

Las alas de un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora