C a p í t u l o 1 9

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Hymn for the Weekend- Coldplay

El entrenamiento iba esclareciendo la fortaleza de Blair, durante esas semanas, la rutina había consistido en lo mismo, la única diferencia era que con cada día que pasaba, Isaac iba agregando un ejercicio o una técnica nueva que siempre la tomaba por sorpresa. Tanto que al caer la noche, solo le bastaba con probar bocado, ducharse y caía rendida.

Isaac tuvo que levantarla del sofá varias noches para llevarla a su habitación, gracias a que el cansancio la dejaba sin fuerzas, y era peor para los dos con el entrenamiento mental al que Josiah los tenía sometidos.

Y ambos habían resentido ese plazo de tiempo sin hablar de lo que sucedió en su último encuentro. Los únicos roces que habían tenido, eran cuando Blair cambiaba la posición de combate y él ángel tenía que acercarse para ayudarla.

Pero eso no era todo. Los avances de Blair eran más que impresionantes. Sobre todo, cuando se hablaba de su manejo de armas. La precisión para tomar el arma era exquisita y demasiado envidiable.

Incluso Josiah le había conseguido un uniforme parecido al que usaban en la legión para que pudiera entrenar contra cualquier percance y situación incontrolable.

Su mayor logro fue haber logrado controlar la espada de luz y el bendito golpe que le atinó a Isaac en el pómulo —sin contar que le había dolido más a ella—. Isaac ni siquiera lo sintió, para él fue como una suave caricia. Una que lo hizo sentir orgulloso.

Y sobre todo, había aplazado el tema de convertirse en inmortal, Josiah tampoco mencionó nada en esas semanas, llegó a pensar que por milagro, tendría que olvidarse de esa opción, pero cada vez que el Serafín cruzaba su puerta, sentía pánico al escuchar pronunciar un <<es hora>>.

—Grayson ha estado atacando el sur, destruyendo y desapareciendo jóvenes. Los demonios están entre nosotros. Debemos ser más cuidadosos, podría ser cualquiera. Puede que le estén informando lo que pasa aquí. —Informó Isaac en el desayuno, acaba de sentarse después de haberse pasado toda la mañana en la legión. Se le veía cansado y ojeroso. El tema mental para el ángel era más difícil de manejar.

—Quiere recibir una respuesta, es más sencillo para él que nosotros le declaremos la guerra. Cosa que, por supuesto no va a suceder —dijo Josiah metiéndose un pedazo de fruta a la boca.

—¿Por qué no atacamos primero? —la pregunta de Blair sorprendió a los dos ángeles.

—No podemos, Ryker no nos ha dado órdenes de ataque, nuestro deber es obedecerlo y confiar en lo que tiene preparado para contraatacar cuando llegue el momento. Además, nuestro trabajo es claro, defendemos, no atacamos. Por cierto —se dirigió a Isaac —, alguien me informó que tendrás que presentarte en la legión más a menudo.

—Los planes cambiaron. Él imbécil de Lachlan me dejó de niñera. Entrenaré a un ángel de alas negras recién ascendido.

—¿Quién?

—Un portador por herencia, no protestó en la rebelión, hijo de uno de los caídos.

Josiah asintió.

—No sabía de su existencia.

—Se mantuvo oculto, hasta que lo descubrieron.

—Eso quiere decir que apenas lo bajaron a la tierra.

—Y es la razón por la que voy a entrenarlo.

Blair se mostró interesada en el tema que los dos ángeles compartían, y mientras pensaba en eso, también idealizaba la situación en la que Isaac le había hablado a su mente la segunda vez que se vieron.

Las alas de un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora