C a p í t u l o 5

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C A P Í T U L O 5

You should see me in the crown- Billie Eilish

Sus pulmones imploraban a gritos recibir aire. Sus piernas le pedían detenerse. Pero ella en ningún momento dejó de correr. Sabía que, en cualquier segundo él podría alcanzarla, así que se esforzó por no detenerse. Corría hasta que la angustia anticipaba cada movimiento, incapaz de detener los pensamientos preocupantes de lo que le haría si llegaba a tomarla.

Las lágrimas mojaban sus mejillas y manchaban su visión. Miró atrás, él la seguía, caminaba lento y despreocupado, pero cada vez parecía estar más cerca. No importaba cuanto aumentará la velocidad de sus piernas, él no se detenía.

Estaba cerca de una lámpara en medio de la carretera. El viento helado quemaba dentro de sus pulmones. Cada fibra de su cuerpo fue manejado por el terror cuando supo que no había nada más en esa calle que el puro silencio. Denso, pesado y que hacía latir cada vez menos su corazón.

Siguió corriendo, hasta que el silencio desapareció y fue sustituido por los pasos de aquel hombre. Blair intentó gritar, pedir ayuda, pero de su boca no salían más que jadeos desesperados por intentar huir de algo que parecía ser su sombra.

Cada pizca de esperanza y renuencia por intentar seguir escapando se deshicieron cuando sus pies se tropezaron, obligándola a caer sobre sus rodillas y manos, enterrándose vidrios y piedras pequeñas.

Blair se incorporó con la escasa energía que mantenía, lo hizo aun cuando sus piernas temblaron, y miró en dirección de donde él venía.

<<No>>

<<Ayuda>>

La oscuridad la seguía como grandes olas de humo, con cenizas lloviendo y consumiendo todo a su paso. Y ella ya no podía hacer nada, sus piernas se quedaron inmóviles, con las rodillas sangrando por la caída contra el duro pavimento.

Escuchó una risa lejana que le provocó escalofríos. Su sangre se heló cuando reconoció aquella risa llena de maldad. Era de aquel sujeto, él que había intentado abusar de ella, él mismo que la lastimó y le hizo daño. Su mente le jugó una mala pasada cuando lo recordó como si estuviera frente a ella. Su cuerpo, recordó todo. El miedo y la parálisis. Ese era el hombre que la había tocado, manchando su cuerpo de algo que jamás podría reponerse, había entrado en ella y la había torturado.

Quiso huir, intentó hacerlo, porque no quería volver a sentir el asco y la repulsión de aquel acto inhumano.

Sus ojos seguían borrosos por las lágrimas, sus piernas manchadas de sangre seguían incapaces de obedecer las órdenes que ella intentaba darles. La oscuridad estaba cada vez más cerca, en un abrir y cerrar de ojos la tenía a un metro de distancia.

Cerró los ojos cuando la oscuridad se movió hacía ella, destructiva y afilada, así que cuando la oscuridad se la tragó y Blair sintió el mismo dolor que aquella noche, gritó. Gritó tan fuerte que todo desapareció.

Sus ojos se abrieron de golpe, su primer instinto fue seguir gritando.

—¡Viene por mí! —se incorporó de la cama, llorando. Le entró pánico cuando observó que todo estaba oscuro, a excepción de una pequeña luz a su lado, donde una figura poderosa se encontraba de pie y que no había dudado en acercase a ella, sujetándola por los hombros para que dejará de moverse. —¡Suéltame! —su garganta ardió a causa del grito desgarrador —¡No me toques! ¡No, no!

Su cuerpo se sacudió violentamente.

—Blair, detente. Fue un mal sueño. —esa voz...fría y calmada.

Las alas de un ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora