Capítulo 1: Introducción

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Capítulo 1: Introducción

Hola a todos! Bienvenidos otra vez a este fic! :3

Comenzamos con El prisionero de Azkaban! En este cap no hay lectura, debido a que es la introducción y tenían que pasar cosas. Espero que os guste!

A leer!

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El retrato se abrió solo, aunque nadie se dio cuenta, y la figura invisible salió. George, escondido aún bajo la capa invisible y la capucha negra, pasó el resto de la noche mirando a la persona a la que más había echado de menos en toda su vida.

Harry se despertó con un grito ahogado. Se deshizo como pudo de las sábanas, que se le pegaban al cuerpo debido al sudor, y se sentó en la cama, tratando de respirar con normalidad.

Hacía días que no tenía una pesadilla. Había visto a Voldemort, que hablaba con alguien que se hallaba postrado ante él. Sentía cómo las palabras que habían dicho se le escapaban de la memoria con rapidez, pero lo que no podía olvidar era el momento en el que Voldemort había levantado la varita para utilizar la maldición cruciatus contra esa persona justo antes de que él se despertara.

Le dio un escalofrío. Estaba empapado en sudor y su corazón latía como si acabara de correr una maratón. ¿Qué había dicho Voldemort? Algo de tener que conseguir… ¿información? O quizá hablaba de conseguir el arma que llevaba meses buscando.

Se dejó caer sobre la cama y cerró los ojos, centrando toda su atención en los ronquidos de sus compañeros a lo largo de la habitación. Le ardía la cicatriz.

Era consciente de que no volvería a dormir. Sentía la memoria del cruciatus como si él mismo lo acabara de sufrir. Definitivamente, prefería los sueños en los que veía puertas cerradas y pasillos interminables.

¿Debería avisar a Dumbledore? Que la cicatriz le doliera tanto nunca indicaba nada bueno… pero si tenía que avisarlo cada vez que tenía una pesadilla, iría a verlo casi todas las noches. Además, no tenía nada relevante que decirle. "He visto a Voldemort torturar a alguien." ¿Qué tenía eso de novedoso o importante? Ni siquiera había reconocido a la persona que estaba siendo torturada.

Pasaron los minutos. Todavía no entraba luz por las ventanas del dormitorio, por lo que supuso que debía ser demasiado temprano como para levantarse. Sin embargo, la idea de quedarse acostado en la cama hasta que saliera el sol le agobiaba.

Se puso en pie y, tratando de no hacer ruido, cogió su ropa del baúl y se cambió en silencio. Minutos después, bajó a la sala común con la intención de pasar allí el par de horas que debían faltar para el amanecer.

Sin embargo, al llegar allí se le ocurrió otra idea. Puede que molestar a Dumbledore con otra de sus pesadillas no fuera la mejor opción, pero, ¿acaso no había otra persona en el colegio que estaría dispuesta a escucharlo? ¿Acaso no estaba su padrino allí mismo, a tan solo unos minutos de distancia?

Si subía a por su capa de invisibilidad, corría el riesgo de que alguno de sus compañeros se despertara y no quería dar explicaciones de por qué quería salir de la torre de Gryffindor tan temprano. Por ello, salió por el hueco del retrato sin siquiera dejar una nota a Ron por si se despertaba.

Caminó con rapidez por los pasillos vacíos, alegrándose más que nunca de no cruzarse con ningún profesor. Hubo un momento en el que uno de los fantasmas atravesó el corredor que él estaba a punto de cruzar, pero pareció no ver a Harry.

Llegó casi sin aire a la habitación de invitados en la que Sirius y Lupin se estaban quedando, en la cuarta planta. Sin embargo, tardó varios minutos en armarse de valor para llamar a la puerta. ¿Y si les molestaba? Era demasiado temprano, seguro que estarían durmiendo. Además, no había pasado nada importante.

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