Capítulo 2: Lechuzas mensajeras

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Capítulo 2: Lechuzas mensajeras

Hola a todos! Bienvenidos otro domingo más a esta historia! :D

Hoy sí, comienza la lectura de El prisionero de Azkaban. Espero que la disfrutéis! A leer! :D

Disclaimer: Las partes en negrita no me pertenecen. Pertenece Rowling. Yo no obtengo absolutamente ningún beneficio económico con la publicación de este fic. Mi único objetivo es el de entretener y divertir tanto a mí misma como a todos aquellos que disfrutan leer esta historia.

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Dumbledore se puso en pie.

— Bienvenidos un día más a esta aventura — dijo alegremente. Todos se callaron de inmediato. — Hoy comenzamos un nuevo libro, el tercero de los siete que tenemos que leer.

Sacó el libro de uno de los pliegues de su túnica.

— Se titula: Harry Potter y el Prisionero de Azkaban.

— Esto va a ser bueno — le susurró Ron a Harry.

Decenas de miradas se dirigieron momentáneamente hacia Sirius, quien consiguió con una sonrisa que todos miraran hacia otro lugar, nerviosos.

— Si me disculpáis, os ruego que os pongáis en pie un momento — dijo Dumbledore. Todo el mundo obedeció al instante, conociendo las intenciones del director.

Éste hizo una floritura con la varita y, como en días anteriores, hizo desaparecer las cuatro mesas de las casas y las sustituyó por multitud de sofás, sillones, cojines y almohadas de todo tipo y tamaño. Harry notó que, de nuevo, Dumbledore había decidido cambiar la gama de colores, ya que hoy las almohadas y los muebles tenían diferentes tonos rojizos y dorados.

Otras personas también lo notaron, porque varios Gryffindor rieron y aplaudieron. Harry vio que Malfoy ponía cara de asco al tomar asiento en un sillón granate con bordados en hilo dorado en los reposabrazos.

— ¿Creéis que ha elegido estos colores en mi honor? — preguntó Sirius en voz baja, con una gran sonrisa.

— Seguramente — concedió Harry, tomando asiento en un amplio y mullido sofá. Sus amigos se sentaron a su alrededor, algunos en el sofá y otros en el suelo. No pudo evitar alegrarse al notar lo cerca que se habían sentado Sirius y el profesor Lupin esta vez, porque, sabiendo lo que iban a leer, le apetecía tenerlos cerca.

Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue el hecho de que, por primera vez desde que comenzara la lectura de libros, todos los Weasley se habían sentado juntos por voluntad propia.

Había notado que Percy estaba sentado en la mesa de Gryffindor durante el desayuno. No lo había visto cruzar palabra con sus hermanos, pero había mantenido una charla constante con sus padres y parecía que habían arreglado las cosas. Molly Weasley estaba visiblemente más feliz que en días anteriores y eso, más que nada, fue lo que hizo que Harry se alegrara de que Percy hubiera regresado.

El resto de hermanos Weasley no estaban siendo hostiles hacia él, pero tampoco le habían dirigido la palabra en todo el desayuno. Y ahora que Percy se había sentado con ellos, justo al lado de su madre, Harry se preguntó cuánto tardaría en tener que hablar con sus hermanos.

— ¿Quién quiere leer? — preguntó Dumbledore cuando todo el mundo se hubo sentado.

Se escucharon murmullos y muchos intercambiaron miradas, a la par que varias manos se alzaban en el aire. Una de esas manos estaba muy, muy cerca de Harry.

Hogwarts lee Harry Potter IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora