Capítulo 4: El autobús noctámbulo

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Capítulo 4: El autobús noctámbulo

Hola a todos! Bienvenidos un día más a este fic! :D

Lo tercero: este capítulo es un poco fuerte. Yo os lo advierto. Si sois sensibles a los temas relacionados con la ansiedad, id con precaución.

Ahora sí, a leer!

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— Te fugaste de casa — dijo Neville, con los ojos muy abiertos.

— Tus tíos debieron estar furiosos cuando volviste — dijo Dean, pero Harry negó con la cabeza.

— No volví — afirmó, confundiendo aún más a la gente.

— Aquí termina — anunció Lisa Turpin, marcando la página.

Harry suspiró de alivio.

— ¿Estás bien? — susurró Hermione.

— Sí.

No tenía ganas de hablar. Cada vez que leían algo sobre los Dursley, sentía cómo su energía se agotaba totalmente. Era peor que leer sobre las veces que había estado al borde de la muerte, porque al menos la gente no lo miraba con pena cuando eso sucedía.

— ¿Seguro? Porque yo creo que…

— Déjalo estar, Hermione — la interrumpió Ron. Sin embargo, no había en su tono ni rastro de enfado. Miraba a Harry con comprensión y, viendo eso, Hermione decidió hacerle caso.

Mientras tanto, el profesor Dumbledore se había levantado y sostenía el libro entre sus manos.

— El siguiente capítulo se titula: El autobús noctámbulo — anunció.

Harry no sabía cómo sentirse. Por un lado, le agradaba mucho dejar de leer cosas sobre los Dursley. Por otro, recordaba haber hablado sobre Sirius en el autobús noctámbulo, aunque los detalles de aquella conversación ya se perdían en su memoria.

Se forzó a respirar hondo. Seguramente había criticado a Sirius ese día, pero nada de lo que hubiera dicho llegaría ni de lejos al nivel de lo que había dicho y pensado meses después, tras escuchar que había traicionado a sus padres.

Además, Sirius no le daría la espalda cuando se leyera todo eso. Seguro que lo entendería. ¿Acaso no lo había asegurado él mismo, hacía tan solo unas horas?

Oyó la voz de Dumbledore, pidiendo voluntarios para leer. Como en trance, vio que varias manos se alzaban en el aire. Notaba como si tuviera algodones en los oídos.

Dumbledore debió elegir a alguien, porque todas las manos bajaron al mismo tiempo. Tras unos segundos, se oyó una voz:

— El autobús noctámbulo — dijo, y la voz no pertenecía a ningún alumno.

Haciendo un esfuerzo, volvió a prestar atención a la lectura y vio que la que leía, para su sorpresa, era Madam Pince.

Después de alejarse varias calles, se dejó caer sobre un muro bajo de la calle Magnolia, jadeando a causa del esfuerzo. Se quedó sentado, inmóvil, todavía furioso, escuchando los latidos acelerados del corazón.

Curiosamente, en el presente también podía escucharse los latidos del corazón.

Pero después de estar diez minutos solo en la oscura calle, le sobrecogió una nueva emoción: el pánico. De cualquier manera que lo mirara, nunca se había encontrado en peor apuro.

Hogwarts lee Harry Potter IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora