Goku siguió el ki de su esposo hasta la enorme sala de gravedad que Bulma había instalado en la Corporación para él. La semana antes del torneo habían decidió quedarse ahí, ya que de todos modos el ángel y el Dios se la pasaban en el lugar. Encontró a Vegeta en el medio de la sala, mirando sus manos con interés, no llevaba su uniforme, tan solo sus pantalones de pijama, así que parecía no haber venido a hacer un entrenamiento nocturno como había pensado al principio.
Los brazos de Kakarotto, rodiaron su cintura y terminó apoyándose en su hombro por un segundo antes de darse la vuelta y esconderse en su pecho con rapidez. Si su actuar extraño a su pareja, no lo demostró, en cambio le hablo al oído.
- ¿Sucede algo? - interrogó con un ligero tono de preocupación, la sensación de su aliento caliente le provocó una agradable cosquilleo.
- No puedo dormir - le contó a medias, mirándolo desde su pecho, siendo tierno sin querer a los ojos de su esposo.
- ¿Estás preocupado por Gura? - le cuestionó interesado, había notado extraño a su esposo luego del entrenamiento de hoy.
Vegeta cabiló un momento en sus pensamientos y luego nego ligeramente.
- No lo sé - admitió por fin - tal vez solo estoy ansioso por el torneo.
Goku acunó su mejilla con cariño y atrajo su boca a la suya para darle un dulce beso, noto de inmediato cuando la respiración de su sayia pareció entrecortarse por un momento, cuando se separaron pudo ver que sus mejillas estaban encendidas. Eso solo hizo que sonriera con mayor énfasis, volvió a empezar otro beso más profundo y necesitado, una vez más la respiración de Vegeta se volvió tan irregular que pensó que no estaba pudiendo respirar, estaba por preguntarle, si, ¿todo estaba bien?, cuando el príncipe enlazo sus manos alrededor de su cuello y subió el nivel del beso con tal necesidad y deseo que apenas si atino a corresponder.
Lo mordía, lamía y chupaba, el húmedo invasor de su pareja le pidió acceso tan rápido que también su respiración empezó a entrecortarse sin remedio. Apenas si logró que se separaran un segundo para tomar aire, los ojos dilatados de Vegeta le dijeron todo.
- Mierda - susurró más para sí, mientras subía los muslos de su esposo a sus caderas - te ves hermoso - le comentó antes de devorar su boca con necesidad y ansia.
El piso de la cámara no era incómodo para ellos, así que recostarse ahí no fue problema, retirar las pocas prendas que llevaba su esposo tampoco y ni hablar de las propias. Acunó una vez más su rostro enrojecido y acaricio sus labios entre abiertos antes de besarlo y explorar su anatomía con la yema de los dedos, notó los estremecimientos de su cuerpo por cada toque. Lo delineó con sus labios y recorrió lo caminos de su piel que conocía de memoria, noto nuevamente como la respiración del principe se entrecorto como si no pudiera respirar, al llegar a su entrepierna vio su alzada virilidad, hinchada y húmeda de manera tal que no evito pensar que estaba a nada de llegar al climax, le dió una suave lamida a esa cabeza rosada y sus sospechas fueron confirmadas al instante por un gemido ahogado y recibir la semilla de su pareja en el rostro.
La respiración de Vegeta ahora parecía dificultosa, su espalda arqueada y su rostro, oh su rostro, solo era una mueca que expresaba placer. La última vez que lo vió así de sensible fue cuando se emborracharon en aquella lejana isla. Trepó por la estructura de su anatomía hasta llegar a sus labios entre abiertos, mientras sus dedos buscaban aquella entrada de placer entre sus piernas.
Escuchar sus gemidos agudos solo eran un deleite que provocaban espasmos deliciosos en su propia entrepierna, el príncipe era un mar de expresiones de gozo y delirio, apenas si podía ser capaz de hablar. Sus dedos se hundían en ese rosado ano cada vez con mayor facilidad, estaba listo, sin embargo quería escuchar la sinfonía de sus gemidos de placer y necesidad aún más.
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Estaciones
FanfictionEn estas estaciones de nuestro amor, ¿lograremos sobrevivir al frío invierno?, ¿acaso volveremos a ver la primavera?. Cuarta parte de ¿Y si...?