Capítulo 14

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Di un brinco en la cama al escuchar mi alarma sonar. Ya era hora de despertar ¡Que pereza me da levantarme en las mañanas! Pero ni modo, tuve que hacerlo. Tenía que alistarme pues Ryan me pasaría a buscar, como todos los días, para ir al instituto. Así que con el menor de los ánimos me puse de pie, y me dirigí a la ducha a darme un baño de esos que me vuelven persona. Luego me alisté. El día estaba soleado, así súper bonito, y opté por un vestido veraniego con corte de princesa y estampado de flores, y unas zapatillas deportivas, me encantaba esa combinación. Até mi cabello en una coleta alta algo despreocupada. Bajé a desayunar, al parecer mi madre se había ido antes para el trabajo, de seguro que en estos días estaba súper atareada. Me acerqué a la cocina y vi que me había dejado el desayuno sobre la encimera. Proseguí a beber el jugo natural de naranja que me daba una energía increíble, y mis tostadas con mantequilla. Escuché el claxon del coche de Ryan, me terminé mi desayuno, pues es la principal comida del día, no iba a desaprovecharla por las prisas de un engreído. Al terminar, agarré mi mochila y me dispuse a ir hasta el auto. Abrí la puerta del copiloto y me senté. Le miré con el rabillo del ojo, y por supuesto, me estaba examinando con la mirada. Él no lucía mal, llevaba un pullover azul que le quedaba bastante bien.

- Buenos días - dije por educación, sin despegar la mirada del frente, pues aún me daba algo de vergüenza toda esta situación. No me termino de acostumbrar.

- Buenos días. Te ves linda - dijo sonriendo pícaramente.

- Gracias. Tú no te ves mal - eso no pareció impresionarle, pues vi como su sonrisa se ampliaba.

- Eso viniendo de ti, es un piropo -

Yo retorcí los ojos con algo de diversión. Él encendió el auto y lo puso en marcha. Pero algo iba mal, porque no íbamos por el camino de siempre, se había desviado.

- Ehhh, este no es el camino al instituto - protesté señalando al frente.

- Te diste cuenta - dijo, así sin más.

- ¿Perdona? Tenemos que ir a la escuela ¿A dónde se supone que vamos? ¿Me estás secuestrando acaso?- mi voz estaba algo elevada.

Él sonrió como de costumbre.

- Algo así - se limitó a decir.

En ese momento, he de confesar que sentí miedo. Llegaron a mi mente todas esas veces en que me advirtieron que me alejara de él, que escondía un secreto. No pude evitar pensar lo peor.

- Detén el auto - dije en tono imperativo.

Él no habló, solo sonrió como si yo no hubiese dicho nada.

- ¡Que detengas el auto te he dicho! -

Otro intento fallido. Y él seguía con esa sonrisa en el rostro. Parecía divertirle todo lo que yo hacía. No entiendo a este chico, nada le afectaba. Conforme fuimos avanzando en el trayecto, se me hizo familiar ese camino. Habíamos estado allí antes. Sí, era la playa de Santa Mónica, no entendía qué hacíamos allí, y mi cara debió delatarme. Entonces le escuché decir:

- Te dije que te lo compensaría - el sonrió levemente y yo seguí con mi cara de confusión - La cita, ayer tuvimos que cancelarla, pero yo te dije que te lo iba a compensar - terminó de decir.

En ese momento mi cerebro hizo corto circuito. La verdad es que eso no me lo esperaba. Sí sé que había dicho eso de compensar, pero no le había dado mucha importancia. Yo solo tenía en la cabeza todo eso de su supuesto secreto, ese tema me causaba demasiada curiosidad, e incluso un poco de temor en el fondo.

- ¿Te quedaste muda ? - le escuché decir.

Reaccioné entonces de inmediato.

- No, es solo que .... no lo esperaba -

Excusas para enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora