Algunos acontecimientos están destinados a terminar en tragedia y la violencia es el camino más directo hacia ese inevitable final. Debí suponerlo, debí ser más cauto, más sensitivo...
- ¡Shao, Shao, Shao! – gritaba Alex sosteniéndome entre sus brazos.
Aún me encontraba demasiado mareado para notar que sus manos estaban cubiertas con la sangre de Camil.
- ¡¿Dónde está?! – pregunté sin recuperar aún el control de mi cuerpo.
- Shao. ¿Estás bien?
Mi cuerpo se tomó unos segundos para regresar a la realidad. Necesitaba procesar lo ocurrido con todos los sentidos encendidos.
Ahora podía ver todo con más claridad y esperaba que todo fuera un mal sueño.
- ¡Suéltame! – susurré.
Alex se incorporó del suelo arrastrándome con él.
- Shao, tranquilízate. – pidió.
- ¡Suéltame! ¡¿Dónde está Camil?! ¡¿Qué has hecho?!
El beta no se veía alterado, ni mucho menos arrepentido. Lo empujé para poder alejarlo de mí y mientras lo hacía, escuché mi teléfono.
Crucé el salón para tomarlo, podría tratarse de Camil. Aún tenía la esperanza de que todo fuera una pesadilla.
- ¡Hola!
- Bebé... - respondió la madre de Camil.
- ¡¿Mamá?! ¿Dónde está Camil? – mi voz se quebró al pronunciar su nombre.
- En el Hospital Central.
Esa era la prueba cabal de que todo era real y se sintió completamente contundente y doloroso, casi asfixiante.
- ¡Voy para allá! – dije en un hilo de voz, cargado de angustia.
- Bebé, te llamo para que no vayas. Hay muchos médicos y enfermeros atendiendo a Camil. Van a reconocerte.
- ¡Mamá... quiero estar con él! – Supliqué.
- Lo sé, pero aguarda a que lo trasladen a una sala privada.
Me deshice en lágrimas, estaba demasiado nervioso y no podía pensar con claridad. No recordaba haberme sentido tan débil en toda mi vida.
- ¡¿Qué ocurrió?! ¡¿Cómo se encuentra él?!
La mujer se mantuvo en silencio, para luego agregar:
- Ha perdido mucha sangre y el golpe en la cabeza es importante...
- ¿Golpe en la cabeza? – repetí sin entender a qué se refería.
- Mi hijo recibió un golpe en la cabeza. Sus guardaespaldas dijeron que alguien golpeó su cabeza contra el concreto de la calle.
El tiempo se detuvo para mí.
La imagen de Camil sobre la calle perdiendo sangre, inundó mi atención, solté el teléfono y corrí hacia Alex que aún seguía en medio del living. El beta jamás esperó que sobre él, llovieran golpes, patadas y rasguños.
- ¡¿Por qué lo lastimaste?! ¿Por qué? ¿Por qué? – grité, sin dejar de golpearlo.
Mi mente y mi visión estaban en rojo, quería descargar toda mi impotencia contra el ser que se había atrevido a lastimar a Camil. Desafortunadamente, Alex era más fuerte que yo y en unos pocos segundos, me detuvo.
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CORONA DE SANGRE (Parte 1: "Sin Omega")
Roman d'amourMis padres cortaron el lazo con la hoja de una cuchilla, pero hay alguien detrás de mí. ¿Será el indicado?